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Sendero ruta 040

La ruta 040, en la isla de Tenerife, es una atrevida apuesta que consiste en alcanzar la cima del Teide desde la orilla de la playa de El Socorro, en el municipio de Los Realejos y regresar por el mismo camino hasta tocar de nuevo la arena volcánica de la playa.

Llegar a la cima del coloso atlántico se trata de un reto muy exigente, pero que no finaliza hasta volver al nivel del mar. Para un amante de la montaña hasta que no la has bajado no has terminado de subirla.

Echeyde, como así llamaban al Teide los aborígenes guanches, escondía en su interior los poderes del mal, una especie de infierno al que temían, y su figura siempre ha estado rodeada de misterio. Un añadido a la consecución de esta gran hazaña, que con cerca de 7600 metros de desnivel acumulado y 54 kilómetros de montañoso recorrido, es la ruta con el mayor desnivel orográfico de España, convirtiendo así a la isla de Tenerife en una atractiva tentación deportiva y un destino de verdadero culto.

Para corredores con experiencia y atletas debidamente entrenados, la ruta se plantea como un reto a realizar en una sola jornada, como así han logrado muchos deportistas y skyrunners de relieve internacional, donde cada temporada logran un nuevo récord anteriormente inimaginable. Para los menos preparados en este tipo de pruebas, se recomienda disfrutar del recorrido en varias etapas, completando las fases en dos o tres días, consiguiendo así la meta final más cómodamente y con igual satisfacción.

Además, las condiciones climáticas de la isla permiten realizar este recorrido durante gran parte del año, a excepción del invierno cuando normalmente el Teide se cubre de nieve.

Una experiencia única en un lugar sorprendente. La ruta 040 no deja indiferente a nadie, atrévete a realizarla y a disfrutar de ella.

Advertencia

  • De lunes a viernes durante los periodos del 5 de mayo al 13 de junio y del 2 de octubre al 30 de noviembre de 2023, estará cerrado el acceso de la ruta 040, desde Piedra de Los Pastores hasta el pico del Teide.

Mapa de la ruta

Apuntes de interés

Apuntes sobre flora y fauna

 


El recorrido de la ruta 040 nos adentra en espacios naturales protegidos como la Rambla de Castro, Tigaiga, Campeches y Ruiz, la Corona Forestal y el Parque Nacional del Teide, donde podemos conocer en primera persona la riqueza de los ecosistemas y pisos de vegetación de la vertiente norte de Tenerife.

La biodiversidad se muestra en multitud de especies vegetales y animales que viven en estos parajes, especialmente en la ladera de Tigaiga, en su extensión desde los acantilados de la costa hasta el Cabezón en el Parque Nacional del Teide, donde encontraremos auténticas reliquias de nuestro patrimonio natural.


La zona de cumbre o alta montaña es el hábitat del rosalito de cumbre, con sus llamativas flores, de los tajinastes y de las retamas, así como de una fauna endémica, es­pecialmente la invertebrada, que pasa desapercibida en la mayoría de los casos en las corrientes de lava de Las Cañadas del Teide. El Parque Nacional, el más visitado de Europa, cuenta con una rica y variada biodiversidad, mucha de ella localizada entre los ríos de lava solidificados.


La gran extensión de la Corona Forestal es lugar de nidificación del pinzón azul, el pico picapinos y la curruca cabecinegra, que comparten espacio con el monteverde y la laurisilva. En el llamado monteverde, la humedad de los vientos alisios ha mantenido este reducto milenario de especies, tanto vegetales como animales, que conviven entre pinos, acebuches, viñátigos, acebiños, palos blancos, tilos y barbusanos, verdaderas fuentes de alimentación para las palomas rabiche y turqué, especies endémicas de Canarias.


En la zona de medianías y donde encontramos los principales asentamientos humanos, los antiguos bosques termófilos quedan como reservas de mayores zonas hoy desaparecidas. En ellas, las sabinas, dragos y palmeras, son matizados por los colores y frutos de orovales, guaydiles, hierba­moras, siemprevivas, magarzas, vinagreras y las coloridas crestas de gallo. La fauna es numerosa, entre la que destacan el lagarto tizón, la perdiz moruna, el cernícalo y el canario. En la costa, predominan las tabaibas y los restos de cardones, junto a zonas de nidificación de aves, especialmente las pardelas.

Indicaciones de ruta

  • Iniciamos nuestro recorrido al nivel del mar, tomamos la carretera de enlace de este enclave con la TF-5. Ascendemos hasta el primer cruce.
  • En el cruce del Guindaste, pasaremos bajo el túnel y cruzaremos la vía donde tomaremos, junto a la señal, el sendero.
  • Ascenderemos hacia la parte alta del lomo, desde allí bajaremos hasta el camino de La Cueva y se prosigue ascendiendo hasta la calle Tigotán.
  • Una vez en el cruce tomaremos a la izquierda, hasta el cruce con el camino de Las Piedras, que encontramos a la derecha, subiremos hasta la calle Tigaiga que tomamos a la izquierda.
  • Aquí tomaremos a la derecha y comenzaremos a ascender el antiguo camino de las Vueltas.
  • Durante más de un kilómetro subiremos un serpenteante camino empedrado hasta alcanzar la carretera general TF 342.
  • Doblamos a la derecha por la zona peatonal, al borde de la carretera, en dirección al Mirador de El Lance.
  • Una vez pasado el mirador, seguiremos por la pasarela peatonal hasta que veamos un paso de peatón a la izquierda el que debemos de tomar para adentrarnos en la calle El Lance.
  • Tras pasar el núcleo de viviendas llegaremos a una zona más agrícola, donde encontraremos a la derecha el desvío que nos conducirá hasta el mirador de La Corona.
  • En este tramo hasta llegar al Asomadero, no debemos de tomar ningún desvío a la derecha. Debemos de tener en cuenta el nivel de pendiente y el suelo resbaladizo que encontraremos en su recorrido.
  • Por el mirador del Asomadero, discurre el sendero PR 40. Continuamos nuestro recorrido en sentido ascendente
  • A unos cuantos metros nos encontraremos con un cruce de pistas, allí seguiremos ascendiendo por la pista principal sin tomar ningún desvío.
  • Pasaremos por una zona de Monteverde y pinar, con varias intersecciones de pistas que no debemos tomar. Llegaremos hasta la zona conocida como la Piedra de los Pastores, donde continuaremos por la pista principal.
  • Desde el cruce anterior continuaremos por el sendero. Una vez pasada la barrera continuaremos por la pista principal, tomando una curva a la izquierda y luego el sendero que continua a la derecha. No debemos de abandonar el sendero principal hasta alcanzar la base del risco de la Fortaleza, una vez allí iniciaremos un pequeño descenso hacia el llano.
  • <Una vez en el llano cogeremos a la derecha tomando la pista principal, que nos llevará, pasado el terreno vallado, a tomar a la izquierda el sendero 22 del Parque Nacional.
  • Al terminar el sendero 22 conectaremos con el sendero 6 en la zona de la Montaña de los Conejos, también de la red de sendero del parque, para tomar más adelante el sendero 7 que nos llevará hasta el pico.
  • A medio camino desde Montaña Blanca nos encontraremos con el Refugio de Altavista, que nos permite descansar y continuar con el camino hasta la Rambleta.
  • El sendero 7 del Parque termina en este punto, cogiendo a la izquierda el sendero Telesforo Bravo que nos conducirá al pico. Este sendero solo se puede transitar con un permiso especial que se solicita con antelación en las oficinas del Parque Nacional del Teide.
  • El pico es el punto y aparte de la ruta 040. En la cima, a 3.715 metros de altitud, se puede disfrutar en días claros de la visión de las siete islas, y gran parte de la isla de Tenerife.

    Una vez en el Pico del Teide y para completar esta ruta, se inicia el descenso discurriendo por el mismo recorrido en sentido de bajada, por lo que debemos de tener en cuenta todos los puntos de itinerario en sentido inverso.

Galería de imágenes

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Vídeo de la ruta


Información práctica

 

Ruta 040

La ruta 040, en la isla de Tenerife, es una atrevida apuesta que consiste en alcanzar la cima del Teide desde la orilla de la playa de El Socorro, en el municipio de Los Realejos y regresar por el mismo camino hasta tocar de nuevo la arena volcánica de la playa.

Echeyde, como así llamaban al Teide los aborígenes guanches, escondía en su interior los poderes del mal, una especie de infierno al que temían, y su figura siempre ha estado rodeada de misterio. Un añadido a la consecución de esta gran hazaña, que con cerca de 7600 metros de desnivel acumulado y 54 kilómetros de montañoso recorrido, es la ruta con el mayor desnivel orográfico de España, convirtiendo así a la isla de Tenerife en una atractiva tentación deportiva y un destino de verdadero culto.

Llegar a la cima del coloso atlántico se trata de un reto muy exigente, pero que no finaliza hasta volver al nivel del mar. Para un amante de la montaña hasta que no la has bajado no has terminado de subirla.

Para corredores con experiencia y atletas debidamente entrenados, la ruta se plantea como un reto a realizar en una sola jornada, como así han logrado muchos deportistas y skyrunners de relieve internacional, donde cada temporada logran un nuevo récord anteriormente inimaginable. Para los menos preparados en este tipo de pruebas, se recomienda disfrutar del recorrido en varias etapas, completando las fases en dos o tres días, consiguiendo así la meta final más cómodamente y con igual satisfacción.

Además, las condiciones climáticas de la isla permiten realizar este recorrido durante gran parte del año, a excepción del invierno cuando normalmente el Teide se cubre de nieve.

Una experiencia única en un lugar sorprendente. La ruta 040 no deja indiferente a nadie, atrévete a realizarla y a disfrutar de ella.

 

Mapa de la ruta

Apuntes de interés

Un poco de historia

 


El municipio de Los Realejos, en el norte de la isla de Tenerife, tiene como particularidad su orografía, pues en su territorio nos encontramos con la cordillera de Tigaiga, macizo de millones de años que cierra el Valle de La Orotava por el oeste. Por esa escarpada ladera discurre este sendero con la mayor altitud acumulada de la isla. Una ruta circular que parte desde la cota 0 en la playa del Socorro para coronar el Pico del Teide a 3.715 metros de altitud, y descender por el mismo camino hasta la arena volcánica de la costa.

El trazado de la ruta 040 es la unión de antiguos caminos que comunicaban caseríos y pagos del municipio de Los Realejos, así como otros que ascendían hasta la zona de Las Cañadas y enlazaban con los del sur de la Isla. Estas vías fueron utilizadas para todo tipo de tránsito, por ellos se transportaban mercancías, animales y el propio movimiento de personas que subían o bajaban desde las zonas más altas hasta la costa o viceversa.

A ello se le suma el interés generado por visitantes extranjeros, desde al menos el siglo XVIII, por ascender al Teide y alcanzar su cima. Estos personajes, en su mayor parte científicos y naturalistas, organizaban excursiones que partían desde el Puerto de la Cruz, pasando por Los Realejos, para tomar estos viejos senderos que llegaban hasta Las Cañadas y de ahí emprender la subida al Pico. Son muchos los testimonios escritos sobre estas incursiones que duraban varios días, con diferentes etapas, muchas de ellas llenas de detalles y descripciones de lugares, apuntes de flora y fauna, así como de los personajes que les acompañaban. A través de estos apuntes conocemos como el trazado coincide con el actual de la ruta 040.

Asimismo, durante el siglo XX, el recorrido se ha visto mejorado por diferentes acciones llevadas a cabo por organismos gubernamentales, como el antiguo Instituto de Conservación de la Naturaleza ICONA y posteriormente el Cabildo de Tenerife y el Gobierno de Canarias. Entre ellas destacar la apertura de pistas para facilitar la comunicación ante un incendio forestal.

No será hasta el año 2018, ante la popularidad adquirida por la ruta, cuando diferentes instituciones proyecten su mejora y homologación como sendero.

Apuntes sobre flora y fauna

 


El recorrido de la ruta 040 nos adentra en espacios natura­les protegidos como la Rambla de Castro, Tigaiga, Campeches y Ruiz, la Corona Forestal y el Parque Nacional del Teide, donde podemos conocer en primera persona la riqueza de los ecosistemas y pisos de vegetación de la vertiente norte de Tenerife.

La biodiversidad se muestra en multitud de especies vegetales y animales que viven en estos parajes, especialmente en la ladera de Tigaiga, en su extensión desde los acantilados de la costa hasta el Cabezón en el Parque Nacional del Teide, donde encontraremos auténticas reliquias de nuestro patrimonio natural.


La zona de cumbre o alta montaña es el hábitat del rosalito de cumbre, con sus llamativas flores, de los tajinastes y de las retamas, así como de una fauna endémica, es­pecialmente la invertebrada, que pasa desapercibida en la mayoría de los casos en las corrientes de lava de Las Cañadas del Teide. El Parque Nacional, el más visitado de Europa, cuenta con una rica y variada biodiversidad, mucha de ella localizada entre los ríos de lava solidificados.


La gran extensión de la Corona Forestal es lugar de nidificación del pinzón azul, el pico picapinos y la curruca cabecinegra, que comparten espacio con el monteverde y la laurisilva. En el llamado monteverde, la humedad de los vientos alisios ha mantenido este reducto milenario de especies, tanto vegetales como animales, que conviven entre pinos, acebuches, viñátigos, acebiños, palos blancos, tilos y barbusanos, verdaderas fuentes de alimentación para las palomas rabiche y turqué, especies endémicas de Canarias.


En la zona de medianías y donde encontramos los principales asentamientos humanos, los antiguos bosques termófilos quedan como reservas de mayores zonas hoy desaparecidas. En ellas, las sabinas, dragos y palmeras, son matizados por los colores y frutos de orovales, guaydiles, hierba­moras, siemprevivas, magarzas, vinagreras y las coloridas crestas de gallo. La fauna es numerosa, entre la que destacan el lagarto tizón, la perdiz moruna, el cernícalo y el canario. En la costa, predominan las tabaibas y los restos de cardones, junto a zonas de nidificación de aves, especialmente las pardelas.


Esta riqueza natural convive con un particular patrimonio cultural que conserva el municipio gracias a una fructífera historia que se remonta varios siglos atrás. Los Realejos presume de ser el pueblo más festivo de España, con más de ochenta festividades a lo largo del año. En sus caseríos y barrios se mantienen costumbres vinculadas con el ciclo agrícola, la gastronomía, la tradición oral y el folclore, mantenidas de ge­neración en generación por una población que ha seguido mirando a sus raíces ancestrales.


Visitar el municipio es adentrarse en sus paisajes de medianías marcados por estrechos bancales, que en muchos casos, se contraponen a grandes llanuras de tierra destinadas a la siembra del cereal y la papa bonita. Ambos productos tienen un hondo arraigo en las zonas altas de la localidad.


Los Realejos es un crisol de posibilidades para conocer su historia en su patrimonio cultural, practicar deportes activos como el parapente, surf y bodyboard, senderismo, trail, o disfrutar de sus fiestas y su gastronomía.


La ruta 040 es una muestra de ello, ya que te permite conocer parte de ese legado, tanto cul­tural como natural, recorriendo sus más de 56 kilómetros de trazado, partiendo desde las aguas de la playa del Socorro, ascendiendo al Teide para coronarlo, y bajando nuevamente para regresar a la arena negra de nuestra costa.

Indicaciones de ruta

  • Iniciamos nuestro recorrido al nivel del mar en la arena negra de la playa del Socorro. En este punto tomamos la carretera de enlace de este enclave con la TF-5. Ascendemos hasta el primer cruce.
  • En la subida, dejaremos a nuestra derecha la casa de la hacienda de las Cuatro Ventanas y el cruce que entre plataneras nos permite llegar hasta las piscinas naturales del Guindaste. Pasaremos bajo el túnel y cruzaremos la vía donde tomaremos, junto a la señal, el sendero.
  • Ascenderemos hacia la parte alta del lomo del Boliche donde e encontraremos un panel de interpretación y disfrutaremos de una visión de la rambla. Desde allí bajaremos hasta el camino de La Cueva y se prosigue ascendiendo.
  • Tomaremos el camino de la Cueva para seguir ascendiendo por un tramo de tierra hasta llegar al caserío y desde allí, continuaremos por el tramo asfaltado hasta la intersección de la calle Tigotán.
  • Una vez en el cruce tomaremos a la izquierda, recorriendo unos cientos de metros que nos llevan hasta el cruce con el camino de Las Piedras, que encontramos a la derecha.
  • Subiremos el camino de las Piedras, hoy asfaltado, para en cota superior llegar hasta la calle Tigaiga. En este cruce existe una pila de agua donde podremos repostar y rellenar botellas. Debemos dirigirnos hacia la izquierda.
  • El Aserradero, cruce de vía junto a la capilla de Cruz del Aserradero. Aquí tomaremos a la derecha y comenzaremos a ascender el antiguo camino de las Vueltas.
  • Hay un primer tramo del camino de las Vueltas, parte asfaltado y parte de cemento, que desemboca en la terminación de una pista de tierra, allí debemos de coger hacia la derecha siguiendo el trazado primitivo. Durante más de un kilómetro subiremos un serpenteante camino empedrado hasta alcanzar la carretera general TF 342.
  • En la carretera general de Icod el Alto doblamos a la derecha por la zona peatonal, al borde de la carretera, en dirección al Mirador de El Lance, donde podemos contemplar unas impresionantes vistas del Valle de la Orotava y parte de la costa norte de la Isla.
  • Una vez pasado el mirador El Lance, seguiremos por la pasarela peatonal hasta que veamos un paso de peatón a la izquierda el que debemos de tomar para adentrarnos en la calle El Lance.
  • Esta vía tiene una pronunciada pendiente en algunos de sus tramos, por lo que debemos de extremar las precauciones y prestar especial atención a los vehículos que por ella transitan.
  • Tras pasar el núcleo de viviendas llegaremos a una zona más agrícola, donde encontraremos a la izquierda el desvío que nos conducirá hasta el mirador de la corona, a través de un camino de tierra.
  • El mirador de la Corona nos permite contemplar uno de los paisajes más bellos del norte de la isla. Tomamos la pista junto al punto geodésico y zona de aparcamiento hasta llegar al Asomadero, evitando los desvíos. El camino continua en pendiente y con tramos resbaladizos.
  • Desde el mirador del Asomadero, ubicado a 1.100 metros de altitud, se puede disfrutarde unas vistas espectaculares del Teide y de todo el Valle de La Orotava. En él están ubicadas varias antenas y por allí pasa el sendero PR TF 40. Continuamos nuestro recorrido en sentido ascendente.
  • A unos cuantos metros nos encontraremos con un crucede pistas, Chanajiga / Pino Llorón / Corral Quemado, allí seguiremos ascendiendo por la pista principal sin tomar ningún desvío.
  • Pasaremos por una zona de monteverde y pinar, con varias intersecciones de pistas que no debemos tomar. Llegaremos hasta la zona conocida como la Piedra de los Pastores, donde continuaremos por la pista principal.
  • Pasaremos por la Piedra de la Gallega, el Colmenar de la Chapa y entramos en el Parque Nacional. Pasada la barrera continuaremos por la pista principal, tomando una curva a la izquierda y el sendero a la derecha hasta llegar al mirador del Cabezón, a 2.166 metros de altitud.
  • No debemos de abandonar el sendero principal hasta alcanzar la base del risco de la Fortaleza don de se encuentra la capilla de la Cruz de Fregel o de la Degollada. Una vez allí iniciaremos un pequeño descenso hacia el llano.
  • Una vez en el llano de los Guancheros / de la Degollada / de las Brujas cogeremos a la derecha tomando la pista principal, que nos llevará, pasado el terreno vallado, a tomar a la izquierda el sendero 22 del Parque Nacional. Por este camino atravesaremos todo el llano de las Brujas.
  • Al terminar el sendero 22 conectaremos con el sendero 6 en la zona de la Montaña de los Conejos, también de la red de sendero del parque, llegaremos al cruce con el sendero Montaña Blanca, para tomar más adelante el sendero 7 que nos llevará hasta el pico.
  • Continuaremos por el sendero 7 pasando por Montaña Blanca, zona de piedra pómez, que continua por una zona de un nivel bastante pronunciado, en algunos casos hasta del 60 %.
  • A medio camino desde Montaña Blanca nos encontraremos con el Refugio de Altavista, que nos permite descansar, en su interior podemos beber agua o rellenar las botellas, para continuar con el camino hasta la Rambleta.
  • El sendero termina en este punto, La Rambleta y a la izquierda se inicia el sendero Telesforo Bravo que nos conducirá al pico. Por él solo se puede transitar con un permiso especial (ver otros datos de interés). Es un tramo de elevada altitud y fuerte desnivel.
  • El pico es el punto y aparte de la ruta 040. En la cima, a 3.715 metros de altitud, se puede disfrutar en días claros de la visión de las siete islas, y de gran parte de la isla de Tenerife. Una vez en el Pico del Teide y para completar esta ruta, se inicia el descenso discurriendo por el mismo recorrido en sentido de bajada, por lo que debemos de tener en cuenta todos los puntos de itinerario en sentido inverso.

Galería de imágenes

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Vídeo de la ruta


Información práctica

Realejo Alto – Chanajiga. PR TF 40


El punto de inicio de esta ruta se ubica en la Plaza de Viera y Clavijo, junto al comienzo de una de las calles más festivas del municipio: La calle el Medio de Arriba. Esta calle, junto a la calle del Sol, es protagonista de una de las mayores exhibiciones pirotécnicas de Europa, que tiene lugar cada 3 de mayo, con motivo de la celebración de las Cruces y Fuegos de Mayo de Los Realejos.

Referencias indispensables en este lugar serán la Oficina Municipal de Turismo y la Iglesia Matriz del Apóstol Santiago, primer templo cristiano de la isla. Al otro lado de la calle, el antiguo ayuntamiento, que fue obra de Juan Margarit Serradell en los años sesenta del pasado siglo, alberga la Biblioteca Municipal Viera y Clavijo.

La mayor parte del recorrido de este sendero transcurre, siguiendo el cauce del Barranco de La Lora, por el Parque Natural de la Corona Forestal, que con 46.613 hectáreas es el mayor espacio natural protegido de la Comunidad Autónoma de Canarias.

En el ascenso hasta la Zona Recreativa de Chanajiga pasaremos por algunos caminos y sendas tradicionales, casas y otras construcciones de interés, que hablan de cómo el residente de la zona vivía enteramente ligado al entorno.

Cabe destacar que este sendero está homologado y cumple debidamente la normativa europea. La señalización normalizada que iremos encontrando en el camino consiste en dos franjas paralelas, de color blanco la superior y amarillo la inferior, al tratarse de un sendero de pequeño recorrido.

Mapa de la ruta

Apuntes de interés

Apuntes sobre flora y fauna

 


Los escarpes, prácticamente exentos de vegetación, presentes a lo largo de la ladera de Tigaiga, son lugares altamente idóneos para la nidificación de aves rupícolas. Circundados por laderas no tan verticales donde crece la laurisilva y el matorral termófilo, estos acantilados presentan numerosas cavidades y repisas naturales que son utilizadas por varias especies orníticas para instalar sus nidos. Aunque teniendo en cuenta su envergadura, el ratonero común o “aguililla” (Buteo buteo) sea la rapaz más emblemática y ostensible, en estos lugares también podemos observar cernícalos vulgares (Falco tinnunculus) y halcones de berbería (F. [peregrinus] pelegrinoides).


No debemos olvidar que estos escarpes, sobre todo los que presentan algo de vegetación, son así mismo sitios muy adecuados para que la paloma rabiche (Columba junoniae) construya sus nidos y que, junto con la paloma turqué (Columbia bollii), constituyen las dos especies endémicas de Canarias asociadas a los bosques de laurisilva y Monteverde.


En laderas, barranqueras y vaguadas de pendiente más suave, aparecen las formaciones residuales de monteverde que, en cotas altas, se van entremezclando con el pinar. Ligada a esta vegetación existe una fauna invertebrada constituida por un gran número de especies exclusivas de las islas, entre ellas varios caracoles terrestres como los del género Hemicycla, coleópteros y milpiés.


Si hablamos de avifauna, una de las aves más características y a la vez más difícil de ver en estos hábitats es la chocha perdiz (Scolopax rusticola).

Indicaciones de ruta

  • Fijamos el punto de partida en la Plaza de Viera y Clavijo, frente a la Oficina Municipal de Turismo de Los Realejos. En este lugar se levanta la Iglesia Matriz del Apóstol Santiago, primer templo cristiano de Tenerife. Las primeras noticias sobre la existencia de este recinto, dedicado al Apóstol Santiago, vienen dadas por el hecho histórico de celebrarse la rendición de los menceyes guanches en la primavera de 1496, en las tierras tomadas por los conquistadores en el territorio de Taoro.

    Según una antiquísima tradición, seguida por el poeta Antonio de Viana y los historiadores Juan Núñez de la Peña y José de Viera y Clavijo, en su tosca pila recibieron las aguas bautismales los nueve valerosos menceyes guanches, así como otros muchos destacados aborígenes.

    La Iglesia Matriz del Apóstol Santiago fue declarada Monumento Histórico Nacional y Bien de Interés Cultural, con categoría de Monumento, en 1983. El eje conformado por la plaza Viera y Clavijo y la calle El Medio de Arriba muestra aún una imagen histórica como vestigio, casi testimonial, de un núcleo urbano tradicional ya desaparecido. De esta plaza parte cada mes de julio la tradicional ruta Jacobea en dirección a Santiago del Teide.

    Cruzando la calle podremos disfrutar de unas preciosas vistas desde el mirador de la Plaza de la Unión, justo encima de la Oficina Municipal de Turismo o visitar la Biblioteca Municipal Viera y Clavijo, edificio que acogió el ayuntamiento antes de trasladarse a su ubicación actual.
  • Saliendo de la Plaza, junto a un lateral de la Biblioteca, encontraremos un panel informativo del sendero y unos metros más adelante, a la derecha, llegamos al cruce con la calle Godínez. 

    Esta calle atraviesa el barranco del mismo nombre y nos puede conducir hacia el Realejo Bajo o hacia la Casa Natal de Viera y Clavijo, una vivienda que aún conserva intacta su fachada y que se encuentra subiendo a la izquierda en la calle del mismo nombre, antigua Calle del Agua, por donde encauzaban las aguas de los nacientes que abastecían los ingenios azucareros del Realejo de Abajo.
  • Retomando la ruta, continuamos subiendo por la calle El Medio de Arriba, dejando a la izquierda las oficinas municipales de Consumo y Desarrollo Local ubicadas en el antiguo edificio donde se estableció el Ayuntamiento del Realejo de Arriba.

    Unos metros más adelante en esa misma acera, nos encontraremos con el Cine Viera, obra de estilo neocanario, que fue ejecutada a finales de la década de los cuarenta del pasado siglo por el afamado arquitecto tinerfeño José Enrique Marrero Regalado. En la actualidad se encuentra cerrado a la espera de una profunda reforma.
  • Seguimos subiendo algo más de 300 metros, hasta dejar atrás el cruce de la carretera que va a Icod el Alto, pero justo antes nos encontramos con el Hotel Rural Los Realejos, un establecimiento alojativo de calidad ubicado en una casa de estilo canario del siglo XVII, cuidadosamente rehabilitada.

    Si giramos a la derecha y avanzamos por esa carretera unos escasos 50 metros, hasta acercarnos al borde del barranco, podremos contemplar dos especies arbóreas centenarias, catalogadas y de gran porte, una es un barbuzano y la otra un pino canario.
  • De vuelta a la calle El Medio de Arriba, subimos unos metros hasta llegar a la capilla de Cruz, para continuar el ascenso dejando a la izquierda la capilla, hasta llegar al cruce con la calle Las Toscas de Romero.

    Las Cruces de las calles El Medio de Arriba y El Sol son las protagonistas de una de las fiestas más importantes del municipio, las Cruces y Fuegos de Mayo (primera fiesta de Interés Turístico de Canarias y declarada en 2015 Fiesta de Interés Turístico Nacional), en la que tiene lugar cada 3 de mayo, una de las mayores exhibiciones pirotécnicas de Europa.
  • Dejamos a la izquierda el cruce con Las Toscas de Romero y continuamos a la derecha hacia el barranco de La Lora. Justo a escasos metros, al lado izquierdo, nos encontramos con un abrevadero centenario que abastecía a los vecinos y al ganado de paso. La calle de asfalto se convierte en una antigua calzada empedrada (de las pocas que se conservan en la zona) y una vez finalizada ésta, continuamos por una pista de cemento por el cauce del barranco en dirección ascendente.

    A la izquierda podremos observar una ladera cubierta de una gran variedad de especies vegetales, como barbuzanos, vinagreras, tuneras, cañaverales, granadillos o bejeques y en breve llegamos a un cruce con una pista que se abre a la derecha y que conduce al Caserío del Tanque de Arriba. En ese punto podemos encontrar tres columnas de piedras que formaban parte de un antiguo acueducto. Seguimos avanzando y cruzamos el cauce.
  • A lo largo del recorrido nos vamos encontrando con algunas instalaciones prefabricadas que son usadas como corrales por los vecinos de la zona.

    Varios frutales aparecen al margen del camino y entre estos, una pequeña entrada se abre a la izquierda y conduce a los antiguos lavaderos de La Lora. Actualmente se encuentran cubiertos por la vegetación.
  • Continuamos ascendiendo por la izquierda, dejando a la derecha la subida al Asomadero. En este punto nos encontramos con un paisaje con una vegetación que denota el grado de alteración del barranco por la acción humana, debido a los proyectos que durante el siglo XX se plantearon para la construcción de un embalse de agua en dicho lugar. Estos planes nunca vieron la luz y dejaron un paisaje un tanto alterado.

    A la derecha dejamos el barranco del Garabato y a la izquierda continuamos por el barranco de La Hondura.
  • El sendero nos lleva a la altura de una conífera de gran porte que se alza al pie de la galería de agua de la Florida Baja. Es conveniente recordar que está prohibido entrar en las galerías de agua. Muchas de ellas emiten gases tóxicos para las personas.

    A partir de aquí, el sendero nos dirige hacia la izquierda para comenzar el ascenso bajo unas paredes de piedra pasando por construcciones en forma de bancales que fueron utilizadas para el cultivo.

    Un tramo escalonado nos lleva por la loma de La Hondura, desde la que podremos escuchar el sonido de las aguilillas en vuelo. Continuamos bordeando antiguas zonas de cultivo hoy pobladas básicamente de helechos y zarzales.
  • Pasando por tramos de brezos y castaños llegamos a una pista de tierra que, a la izquierda, nos conduce al Caserío de La Florida o de la Villanueva. Un suave ascenso por la pista de cemento que atraviesa este caserío nos permite contemplar una variedad de plantas ornamentales que han sido introducidas por los vecinos de la zona.

    Justo al terminar el caserío nos encontramos con un tramo de carretera, que a la izquierda, nos llevaría a Placeres y Palo Blanco.
  • Dejando atrás el Caserío de La Florida o de la Villanueva ascendemos la ladera pasando entre fincas privadas y llegando a un paseo de cemento que se estrecha y que luego se convierte nuevamente en tierra antes de llegar a la pista de La Florida, donde nos desviaremos a la izquierda y recorreremos un trecho de camino bordeado de castaños y palo blancos.

    Desechamos el camino de la derecha que avanza ladera adentro hacia una zona rica en nacientes de agua y especies propias de zonas húmedas, conocida como La Villanueva.
  • Retomamos el sendero de la derecha, en la zona conocida como La Pasada de Romero, que entre castaños nos adentra en un espeso bosque de laurisilva. Después de una prolongada pendiente llegamos a un cruce donde debemos continuar por la derecha, ya que si tomamos por la izquierda regresamos nuevamente al Caserío de La Florida y a Placeres.

    Desde lo alto podemos observar los restos de una antigua granja de cochinos y justo al lado, otra de gallinas que aún sigue en funcionamiento.
  • Llegamos al cauce del barranco de Los Zarzales que tenemos que atravesar para continuar subiendo por su lado izquierdo. A la derecha nos encontraremos con algunos pinos radiata y eucaliptus.

    Después de un trecho de ascenso llegamos a un cruce de caminos, donde tomamos el de la derecha. Si siguiéramos por la izquierda tomaríamos el Camino de Los Zarzales para llegar a Placeres, pasando por la galería de los Zarzales y por el barranco de La Calera.

    A partir de este punto nos adentramos en el sector con vegetación más interesante, donde podremos contemplar ejemplares de viñátigos, laureles, barbuzanos, tiles, palos blancos, acebiños, hijas, follaos, brezos, crestas de gallo, capitanas, matos blancos, flores de mayo, lenguas de pájaro, píjaras, chahorras, jibalberas, esparragueras, bejeques y otras.
  • A unos cientos de metros, camino arriba, llegamos a la Fuente del Til, donde podemos contemplar un impresionante ejemplar de til centenario, conocido por el Til de los Pavos.

    Es posible escuchar en la zona el golpeteo de algún pico picapinos, algo excepcional, ya que la zona es más un reducto de palomas de la laurisilva.
  • Algo más arriba llegamos a la atalaya natural del Risco de los Villanos desde la que se pueden disfrutar de unas espectaculares vistas del barranco de La Calera, del Caserío del Madroño y en general de todas las medianías del Valle de La Orotava.

    A partir de aquí comienza una bajada en la que se recomienda extremar las precauciones, que nos lleva hasta el cauce de un barranquillo y nos hace subir por un tramo escalonado.
  • Un buen trecho de subida después llegamos a un cruce de caminos donde debemos seguir ascendiendo tomando el de la derecha. El ramal de la izquierda nos llevaría por el Camino de la Traviesa que conduce a Las Llanadas, al Madroño y a Palo Blanco.
  • Algo más adelante alcanzamos a la derecha, la variante del sendero PR TF 40.1 Camino Punta del Risco, camino en pendiente que llega a la pista de la ladera de Chanajiga.

    En este lugar se puede observar un bonito bosquete de hijas.
  • Se sigue camino arriba serpenteando un largo tramo de pendiente considerable por varias lomas. Entre la vegetación se pueden entrever algunas huertas abandonadas hasta llegar a otro cruce que, por la izquierda, nos llevaría al caserío el Madroño.

    A un lado podremos ver el barranco de La Zarza y al otro el barranco de La Calera.
  • Más arriba el camino se ensancha y se convierte en pista forestal. En una de las curvas nos encontramos con el desvío que va a la galería de la Esmeralda.

    Continuamos a la izquierda por la antigua pista forestal hasta llegar a la Zona Recreativa de Chanajiga. Aquí se podrán ver paneles informativos de la ruta.
  • Se continúa la marcha hacia la derecha hasta llegar al parque infantil. Una vez allí se toma el camino ubicado a la izquierda del parque, junto a la pared de piedra.

    Emprendemos el ascenso del primer tramo del antiguo Camino del Guarda, serpenteando un largo trecho bajo monteverde y ejemplares de pinos foráneos.
  • Después de un repecho con varias curvas seguimos por un trazado sin muchos desniveles hasta llegar de nuevo a la pista forestal de Chanajiga, después de bajar varios escalones de piedra.

    Esta pista es un tramo compartido para bicicletas, caballos y vehículos a motor en espacios naturales protegidos de la Red BICA.

    A la derecha del camino se pueden apreciar canalizaciones de agua que proceden de diferentes galerías y que también sirven de apoyo a las brigadas forestales en caso de incendio.
  • Seguimos por la pista bajo formaciones de monteverde, hasta dejar a la derecha el cruce con el sendero PR TF 40.1 Camino Punta del Risco. Esta variante puede servir para acortar la distancia del sendero y recorrerlo en menos tiempo.
  • Siguiendo el trazado del camino llegamos a la Choza de Enrique Talg, en la zona conocida como el Risco de Miguel. Junto a la choza se puede encontrar una pequeña población de bencomias.
  • Tras unos metros de recorrido tomamos el desvío que aparece a la derecha y que desciende por una rampa flanqueada por una baranda de madera. Esta rampa nos adentra en otro tramo del antiguo Camino del Guarda que conduce hasta El Asomadero.
  • Después de serpentear por un tramo de sendero lleno de hojarasca y rodeados por monteverde, llegamos a la fuente de Los Helechos, junto a un laurel grande que está flanqueado de píjaras.
  • Pasado este lugar y a pocos metros retomamos el camino que, tras cruzar por un bosque de monteverde a través de un trazado de dificultad baja, nos lleva al cruce con el camino que baja de la Pista General de Icod el Alto y giramos a la derecha.

    Encontramos un tramo de cemento que pertenece a un antiguo cortafuegos, cuyo trazado forma parte del antiguo Camino del Lance incluido en la ruta 0 4 0. Esta ruta, que cada año atrae a más corredores de montaña de todas partes del mundo, arranca en la Playa del Socorro, llega al pico del Teide para terminar de vuelta en la playa.

    Unos metros más abajo llegamos al Mirador del Asomadero.
  • En el lado opuesto del mirador nos desviamos en un cruce a la derecha por el lomo del Asomadero, descendiendo por el Camino Piedras del Lomo con muchas curvas y fuerte pendiente. Esta bajada puede provocar resbalones y caídas por lo que hay que extremar la precaución.

    Si seguimos de frente conectaremos con la pista que, un buen trecho más abajo y pasando por la zona conocida como Fuente de Pedro, llega a La Corona, otro mirador con vistas espectaculares, donde existe uno de los despegues de parapente más importantes de la isla. La Fuente de Pedro es un lugar donde perdura un antiguo naciente de agua que hoy se encuentra bastante transformado por la acción humana y por las ofrendas que allí se depositan tras la presunta aparición de la Virgen María en 1992.
  • A medida que hacemos este largo descenso, el monteverde se entremezcla con castaños. A mitad de la bajada llegamos a un pequeño mirador que permite hacer una parada y reponer fuerzas.

    Más abajo el camino se orienta hacia el Lomo de la Tarasca bordeando una importante pared rocosa y vertical.
  • Al salir de la zona de monte doblamos a la derecha, caminando entre huertas, para llegar a una pista agrícola que nos conducirá hasta el siguiente cruce.

    En este último tramo salimos a la pista de cemento del barranco de la Lora y doblando a la izquierda bajamos por ella hasta el cruce por el que pasamos al inicio de la ruta y que conduce a Chanajiga, para bajar a la izquierda en dirección al punto de inicio en la Plaza de Viera y Clavijo.

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Información práctica

Barranco de Ruiz – San Agustín


El Barranco de Ruiz abarca un total de 95’6 hectáreas y sirve como límite fronterizo a los municipios de San Juan de la Rambla y de Los Realejos. En 1994 fue declarado Sitio de Interés Científico, por la Ley de Espacios Naturales de Canarias.

En este espacio, predomina el valor científico y conservacionista de sus elementos naturales y de la variada vegetación de carácter relíctico, como algunas zonas de laurisilva y bosque termófilo, así como las comunidades rupícolas que aún permanecen en él.

Con este itinerario pretendemos conectar este espacio emblemático de la naturaleza realejera con el mundo rural del núcleo de Icod el Alto, el casco histórico del Realejo Bajo y con uno de los centros neurálgicos del municipio, perfectamente comunicado, como es San Agustín, punto de finalización de esta ruta y donde el visitante podrá encontrar diversos espacios culturales, de ocio y esparcimiento, una zona comercial abierta y gran cantidad de cafeterías, bares y restaurantes.

Además, en San Agustín se ubica el Santuario de Nuestra Señora del Carmen, Alcaldesa Honoraria y Perpetua de Los Realejos y Patrona del Valle de La Orotava, que es un lugar habitual de la peregrinación mariana.

Mapa de la ruta

Apuntes de interés

Apuntes sobre flora y fauna

 

Para el buen observador, el Barranco de Ruiz puede ofrecer todas las aves rapaces que nidifican en Tenerife, a excepción del águila pescadora o guincho. Tanto las diurnas (ratonero común, gavilán común, cernícalo vulgar y halcón de Berbería), como las nocturnas (lechuza común y búho chico).



La existencia y fusión de varios pisos de vegetación, sobre todo cuando hablamos de formaciones de laurisilva y matorral termófilo, hace que una depresión natural como ésta, constituya un reducto para varias especies de caracoles terrestres endémicas de Tenerife.Si recorremos el barranco cuando florecen bicácaros y crestas de gallo, dos plantas exclusivas de Canarias, podríamos tener oportunidad de ver cómo pequeños pájaros, entre otros, mosquiteros y herrerillos canarios, realizan visitas a sus flores en busca del nutriente néctar. Estamos ante una relación mutualista: las aves obtienen alimento y a cambio transportan, adheridos a las plumas de sus cabezas, granos de polen hasta los pistilos de otras flores en los aledaños.


La presencia de las dos grandes palomas endémicas de Canarias, la turqué y la rabiche, parece cada vez más habitual en el barranco, sobre todo si la comparamos con la de algunas décadas atrás. Sólo hace falta poner un poco de atención para poder oír sus potentes aleteos o ver a una y otra especie en vuelo.


Además de la formación de monteverde, donde se pueden observar árboles tan relevantes como el delfino y el til, hay también un buen número de plantas, incluidas en otros pisos de vegetación o zonas de transición, que llaman mucho la atención por su rareza en esta parte de la isla. Podemos hallar, entre otras, al arbusto Osyris quadripartita y a una bonita siempreviva (Limonium arborescens).

Indicaciones de ruta

  • Muy cerca del lugar de partida, se encontraban las tierras que, en 1520, dio María Abarca a Francisco de Ruiz, quien poco después construyó la primitiva ermita dedicada a San Pedro Apóstol, desaparecida en 1594 por una crecida del barranco.

    El espacio natural recibe por tanto su nombre, del poseedor de las tierras. Este personaje que fue conocido como Francisco de Ruiz el viejo, para distinguirlo de su hijo Francisco de Ruiz el mozo, estuvo casado con Catalina Luis, con la que tuvo seis hijos.
  • Comenzamos esta ruta subiendo  por una escalinata de piedra,  de reciente construcción, en el lado Oeste del Área Recreativa, que nos conduce hasta un tramo de pista de servicio de una finca privada.

    Esta zona tiene una vegetación arbustiva, compuesta por cardones aislados, tabaibas, tasaigos, cornicales, tarajales, guaydiles, vinagreras, inciensos, verodes, bejeques, tajinastes blancos, granadillos, magarzas, matorriscos, jaguarzos, lenguas de pájaro y jazmines, además de acebuches y sabinas, que ya dejamos atrás y que están plantadas en el área recreativa.Al conectar con la antigua pista   seguimos  en sentido ascendente, dejando a la derecha a la derecha la escalera que da a un antiguo molino.
  • Seguimos avanzando por tramos algo más empinados y  pedregosos, pasando junto  a una cueva-corral, ubicada en la base de un gran risco vertical.
  • Pasados estos tramos de mayor dificultad llegamos a  un camino  bastante más cómodo, con piso empedrado y tramos escalonados, que nos lleva hasta la placita de Pedro Domínguez, donde se levanta la Capilla de Cruz de Los Rodríguez. 

    Esta placita nos ofrece  unas vistas generales del Barranco de Ruiz y es un punto inmejorable para la observación de las aves rapaces, así como del apilamiento de las coladas de traquibasaltos y fonolitas, con bandas de tobas (toscas) y almagres intercaladas, que se encuentran en la zona.
  • Continuamos subiendo, por la Calle  Orilla de La Vera, hasta que nos  encontramos con el cruce de la carretera de la Vera Baja. Caminamos unos metros por esta carretera, en sentido ascendente, hasta el camino empedrado que se abre a la izquierda y que nos llevará de nuevo al barranco.

    En este sector vamos viendo una transición de vegetación, que va pasando de piso basal a fayal-brezal, asociada con granadillos, donde se mezclan otras especies como chahorras, salvias, verodes, cardos, torviscas y cerrajas.
  • Cruzando el cauce del barranco y entrando en el  municipio de Los Realejos, llegamos a una zona bastante húmeda, por la que ascendemos, a través de un área de gran interés botánico, compuesta por vegetación y especies de monteverde, con sectores de zarzales y saucedas, que dan paso a un bosque de laurisilva rico en especies arbóreas y arbustivas, propias de este tipo de bosques, de entre las que destacamos: palo blanco, madroño, viñátigo, mocán, laurel, barbuzano, follao, malfurada, gibalbera, cresta de gallo, morgallana, estrelladera, mato blanco, alhelí montuno y otras foráneas como higuera, castañero, hediondo, chícharo, etc.

    Este barranco recibió en determinadas zonas el nombre de Barranco Hondo.
  • Antes de adentrarnos en la espesura del bosque,  no podemos pasar de largo dos grandes madroños, centenarios, catalogados y conocidos como los Madroños de La Fajana, entrando por una vereda estrecha a la izquierda, a unos cientos de metros, una vez se deja atrás el cauce del barranco, en un punto muy próximo a la casa y al tanque de agua del medianero, que ha quedado a la derecha.

    El topónimo de “La Fajana”, también localizado en otras zonas del municipio, y en general de Canarias, hace referencia a terrenos llanos, al pie de laderas o escarpes, formados por sedimentos de las partes altas de dichas laderas.
  • Continuamos por una zona sombría y  húmeda, donde un castaño de dimensiones considerables, a cuyo pie se encuentra una gran roca en forma de mesa de piedra, invita al caminante a hacer un alto en el camino.
  •  Al reanudar la marcha, podremos observar la cruz de la Fajana, un tipo de cruz que se colocaba en lugares de  difícil tránsito, producto de la propia   religiosidad popular y como un signo  de sacralización de los lugares de difícil acceso.
  • Más arriba cruzamos el cauce de un barranco llamado de Castro en esa zona, y pasamos bajo un salto de agua, que será más abundante en los meses de invierno. Continuamos por el último tramo del camino, que nos conduce hacia la salida del barranco, flanqueados por bandas de tosca y almagre, que discurren por zonas mixtas de pino californiano y canario, con algunos codesos, saucedas y otros elementos de monteverde.
  • Llegamos a la carretera, desde una rampa empedrada con preciosas vistas al Teide y tras girar a la derecha, hacienda de la Pared, la Cruz de La Pared y el viejo camino que nos lleva a los antiguos Lavaderos del Barranco de Castro, que también pueden ser visitados.

    Se trata de unos interesantes lavaderos de uso comunal, adonde acudían las vecinas y moradoras cercanas a realizar estas tareas, aprovechando el remanente de agua del caidero cercano.

    Las numerosas cruces que aparecen en el camino que lleva a los lavaderos constituyen otro signo de la religiosidad popular y una prueba evidente del difícil tránsito del Camino Real por esta zona del barranco.

    La Casona de La Pared perteneció a la familia Castro, por las tierras que obtuvieron a raíz de la conquista de la isla. Fue en estas tierras, donde según el ilustre polígrafo realejero D. José Antonio de Viera y Clavijo, en su obra “Historia de Canarias”, se plantaron las primeras papas en Canarias, en 1622, traídas de América.
  • Subimos hasta el siguiente cruce para tomar, a continuación, la Calle Real a la izquierda. A la derecha dejamos la La Calle Real, que se corresponde con el antiguo Camino Real que comunicaba la zona, nos acerca hasta el Hotel Rural Casablanca (un complejo surgido de la restauración de una antigua casona canaria del siglo XVIII), al campo de fútbol y al cementerio de Icod el Alto.

    El tránsito por este Camino Real nos invita a conocer la distribución poblacional de Icod el Alto, que se dividía en zonas llamadas cuarteles. Se comienzan a citar en la documentación del siglo XVIII y es en el siglo XX donde se llegan a contabilizar hasta siete cuarteles, que permanecen en la actualidad. Con esta denominación se definían segmentos del núcleo poblacional, algunos de ellos agrupados por caminos, caseríos o franjas de terrenos.

    En el costado sur de la iglesia de Nuestra Señora del Buen Viaje, que encontraremos al final de este camino, están colocadas las siete banderas (y una octava que corresponde al pueblo) que identifican a cada cuartel, gracias a un proyecto desarrollado por la comunidad escolar de la zona.
  • Siguiendo su trazado nos encontramos, a la derecha de la calle, con el Centro de Educación Obligatoria La Pared, que en los años 80 del pasado siglo, fue el germen del proyecto cultural Los Alzados. Una interesante iniciativa tradicional de la zona, que persiguió la recuperación de la música y de la vida . En el interior de las dependencias escolares se encuentra el museo Los Alzados.

    Este colectivo obtuvo el Premio Canarias de Cultura Popular, en el año 2012.
  • Calle adentro caminaremos varios cientos de metros, dejando a la izquierda la Plaza del Poeta Antonio Reyes, hasta llegar a la iglesia de este núcleo poblacional, donde se venera a Nuestra Señora del Buen Viaje. Este recinto sacro aparece documentado desde el siglo XVI, bajo la dependencia de la parroquia de Nuestra Señora de la Concepción del Realejo Bajo. No es hasta 1930 cuando obtiene el rango parroquial.

    Se trata de una modesta construcción, muy transformada a nivel de fachada, que conserva en su interior interesantes muestras de arte canario. Podemos destacar a la imagen titular de vestir y portando sus atributos iconográficos, las tallas de San Antonio de Padua y San José, así como los lienzos de la Virgen del Carmen, la Virgen del Rosario, Santa Margarita, El Calvario y El Nazareno.

    Al otro lado de la carretera se erige la escultura Homenaje a los Cochineros, una obra en bronce, de Vicente Francisco García Palmero (2008), inspirada en el antiguo oficio de los cochineros de Icod el Alto.

    Una parada para refrescarse o para disfrutar de la zona comercial abierta de Icod el Alto, aquí siempre es recomendable.

    En este punto, justo antes de llegar a la iglesia y de forma opcional, podemos desviarnos a la derecha, por la Carretera General TF-342, y visitar dos molinos de gofio en pleno funcionamiento, después de caminar unos cientos de metros por la carretera general, el Molino de gofio Mesa y el Molino de gofio El Carmen.
  • Si seguimos por el trazado propuesto, debemos entrar en la plaza de la iglesia y cruzarla hasta alcanzar una escalinata que nos lleva, por una calle muy empinada y que formaba parte del tramo del antiguo Camino Real, hasta el siguiente cruce. Girando a la derecha continuamos hasta el final de la Calle Calvario, donde junto a la Placita del Calvario, nace una rampa de cemento que conecta con un camino de tierra que veremos a la derecha.

    En este punto, existía en el pasado una antigua capilla de Cruz, transformada a partir de 1930 y convertida en el actual Calvario parroquial. Hasta este lugar, cada último domingo del mes de agosto, es trasladada la imagen de Nuestra Señora del Buen Viaje en procesión.
  • Avanzando por este camino, nos encontramos con la antigua fuente y los Lavaderos del Dornajo, nombre que se debe al propio del barranco donde se ubican. Dicha pista termina justo en la Carretera General de Icod el Alto TF–342, a la altura de la subida al Caserío El Lance.

    La Fuente del Dornajo es citada, desde el siglo XVI, como perteneciente a las tierras del conquistador Jorge Grimón. Hasta ese punto acudían mujeres y hombres de la zona a recoger el agua para el uso cotidiano.

    A pocos metros y al pie de un enorme barbuzano, se encuentra el nacimiento de la Madre del Agua.

    Este barranco ha recibido el nombre del Barranco del Agua, Barranco de Jorge Grimón, Barranco del Dornajo, Barranco Hondo y en su tramo de costa, Barranco de la Torre.
  • Doblamos a la izquierda por la zona peatonal, al borde de la carretera, en dirección al Mirador de El Lance, donde podemos contemplar unas impresionantes vistas del Valle de la Orotava y parte de la costa norte de la Isla.

    Es digna de admirar en este punto, la escultura monumental del Mencey Bentor, obra en bronce, de Carmen Luis León (1996), ubicada en el lugar desde el que, según cuenta la leyenda, se despeñó el mencey, como consecuencia de los últimos hechos acaecidos antes de la conquista de la isla.

    El valle que se observa desde este punto se formó tras el derrumbe y deslizamiento súbito de todos los materiales volcánicos que lo rellenaban. Bajo este mirador se encuentran coladas de fonolitas que forman potentes acantilados, que pueden alcanzar más de 80 metros de altura.

    En el Caserío El Lance existía la costumbre de tocar el bucio (caracola marina que se utiliza en continuación de los usos aborígenes, en las fiestas populares canarias), cada vez que se conocía que una mujer soltera quedaba embarazada.
  • Continuamos por el borde de la carretera, por la pasarela peatonal, dejando a la derecha una rampa de cemento que conduce al Camino del Risco (o de la Baranda). Sobre este tramo se encuentra la conocida Cruz de la Baranda, al borde del desaparecido Camino Real. Esta Cruz no se ve de la carretera.
  • Más adelante encontraremos,  debidamente señalizado, a la izquierda, el Camino Real de las Vueltas de Icod el Alto, un camino que comunica Icod el Alto con el Realejo Bajo y que fue recuperado tras ser declarada toda el área espacio natural protegido. Aunque no se aprecia desde la carretera, a la derecha de este punto se encuentra el naciente de la Fuentita.

    Esta zona se encuentra sobre depósitos de ladera, de origen sedimentario, con formaciones de fayal-brezal degradado y algunos elementos de monteverde, como el laurel y el barbuzano.

    El Camino de las Vueltas es un antiguo camino, de la época aborigen, que unía el menceyato de Icode con el de Taoro. Fue la única vía de comunicación entre Icod el Alto y Los Realejos hasta bien entrado el siglo XX. Su continuo tránsito dio lugar a numerosas leyendas de brujas y luces, que en las madrugadas, aparecían en las vueltas del camino.

    Aquellas leyendas y cuentos de camino dieron lugar a noticias, como la dada a conocer en el rotativo La Opinión, en 1905. En ella se decía: “En el camino conocido por Las Vueltas de Tigaiga, jurisdicción de Los Realejos, existe un zarzal que es la admiración de todos los viajeros; obsérvase que de dicho zarzal salen voces muy parecidas a las de un fonógrafo, por cuyo raro fenómeno ha sido bautizado con el nombre de El Zarzal Fonógrafo. También llama mucho la atención el que, por el día, no se oiga ruido alguno, sino desde que empieza la noche, hasta su terminación.”                                                                                               
  • Bajamos por este camino empedrado, dejando atrás un primer cruce que da al Camino de La Cantera, junto a una edificación en ruinas a la izquierda, conocida por los vecinos de la zona como la casa de Mauina, donde nos encontramos con la Piedra de Juan Pérez. Esta piedra, citada desde mediados del siglo XVI, fue parada y descanso de las bodas y entierros que bajaban hacia la parroquia del Realejo Bajo. Fue un hito en el camino y su peculiar forma permitía ese tipo de descanso.

    El personaje de Juan Pérez forma parte del imaginario de las leyendas realejeras. A él se le atribuye también una, en la que de noche, cuando subía por Las Vueltas, a la altura de un enorme moral que aún permanece en el borde del camino, escuchaba unas voces que procedían de sus ramas. Preguntó insistentemente para saber quién estaba allí, y por qué estaban cogiendo las moras de noche, pero nadie le respondió. A la noche siguiente, pasando por el mismo moral, volvió a escuchar las mismas voces… Se trataba de voces de brujas que pasaban las noches comiendo moras.

    Más abajo de la Piedra de Juan Pérez, se encuentra el estanque del Zapatero y la casa de La Punta, hoy muy transformada. Esta casa hizo de venta y panadería, además de parada y fonda para los caminantes. Muy cerca de este lugar se encontraba una cantera de cantos basálticos, de la que salieron numerosos adoquines, que servirían para pavimentar un gran número de calles y plazas de Tenerife.
  • Más abajo llegamos a otro cruce,una vez pasada una casa terrera vallada, donde tomamos el camino de la izquierda.

    Si se prefiere, se puede continuar a la derecha en dirección a Los Pinitos, un pequeño bosquete de pinar mixto y cupresos.
  •  Al final de la bajada, el camino se convierte en calle y llegamos al cruce con la Cruz del Aserradero.

    Pero antes de llegar a este punto, y donde hoy se levanta un bloque de pisos, se encontraba la venta de María la Chacona, hito fundamental en el Camino de Las Vueltas, por las múltiples y variopintas historias allí acontecidas. De entre todas ellas, se cuenta que doña María, en los tiempos de las prohibiciones relacionadas con la leña del monte y la pinocha, tenía una señal para anunciar a los vecinos que la Guardia Civil estaba en su casa. Para ello colocaba una sábana blanca sobre unas piedras, de modo que todos aquellos que bajaban cargados de leña del monte, tenían que bajar por otro lugar para que las autoridades no se la requisaran.

    El Aserradero recibe el nombre de un antiguo lugar para el tratamiento de la madera, que se ubicaba en este punto. Una piedra con unas iniciales atestiguan el sitio. Desde aquí podemos optar, por continuar por el itinerario recomendado, siguiendo por la Calle Barroso, o adentrarnos en las calles de Tigaiga.

    La visita opcional al barrio de Tigaiga, te invita a conocer alguna de sus antiguas viviendas, como la Casa de La Era o La Cantera, sus capillas y la ermita de Nuestra Señora de la Concepción, fundada en 1617, junto a la que fue hacienda de La Fuente. A escasos metros de la ermita, se encuentran los antiguos Lavaderos de Tigaiga, declarados de utilidad pública, en 1701.

    Caminar por las calles de Tigaiga es encontrarte con algunos ejemplos muy interesantes de arquitectura popular, como los chorros de agua colocados durante el siglo XX, para abastecer a la población, las capillas de cruz o los viejos caminos empedrados. Muy cerca de donde se ubicaba la antigua cantera, que suministró piedra durante muchos años a un gran número de templos de Tenerife, podemos contemplar dos ejemplares de dragos de interesante porte y espíritu silvestre.

    En Tigaiga se desarrollan tres fiestas a lo largo del año: el Belén Viviente, con más de cuarenta años de antigüedad, que discurre por todo el trazado urbano y en el que participan numerosos vecinos, la romería de San Antonio Abad, a mitad del mes de enero y las fiestas patronales en honor a Nuestra Señora de la Concepción, el primer domingo de septiembre.

    De sus haciendas cabe destacar La Coronela, de la que se conocen historias y cuentos de ruidos y lamentos que, durante la madrugada, se escuchaban en sus salones y corredores. Esta emblemática construcción se encuentra muy cerca del Aserradero y al borde del camino que va al Lomito Vaso, llamado también Camino Nuevo.

    Su trazado se cruza, a mano izquierda, con la Calle La Paz, famosa por los tradicionales pasteles de hojaldre que se elaboran en la Pastelería Paula, desde 1889.
  • Continuamos por la Calle Barroso, dejando a la izquierda el cruce con la Calle Tigotán, y unos metros más adelante nos encontramos con la capilla de la Cruz de Barroso, conocida también como capilla de la Hoya. Se trata de una construcción reciente que viene a sustituir una antigua capilla levantada a mediados del siglo XX como otra manifestación de la devoción popular de los vecinos de la zona.

    Para los amantes del descanso y la naturaleza, apenas a unos metros, girando a la izquierda por la Calle Los Quintos, se encuentra el idílico complejo de turismo rural Finca El Quinto.

  • Seguimos caminando hacia el Este, para enlazar con la Calle Los Príncipes, una calle que nos adentra en el Realejo Bajo, cuyo casco histórico fue declarado Bien de Interés Cultural, en la categoría de Conjunto Histórico, en 2005. Este es el núcleo de mayor importancia artística de Los Realejos, pues conserva casi el 70 % de todo su conjunto.

    En frente del Parque de la Parra pasamos junto la Hacienda de Los Príncipes, propiedad que fue del Adelantado mayor de Canarias, y titulada así por pertenecer, por vínculos hereditarios, a la sobrina del cuarto Adelantado, Doña Porcia Magdalena Fernández de Lugo, mujer de Don Antonio Luis de Leyva, tercer Príncipe de Asculi y Marqués de Atela. Esta hacienda contó con el primer ingenio azucarero de Tenerife, así como con molinos (aún en pie, a los que se llega subiendo por la calle de Los Molinos), lagares y estanques. En el año 2009 fue declarada Bien de Interés Cultural, con categoría de Monumento, si bien en 2013 se amplía su delimitación, al objeto de incluir en la protección, la totalidad de los elementos del antiguo sistema hidráulico que aún conserva.

    A continuación de la Hacienda de Los Príncipes se encuentra la ermita de San Sebastián, que se corresponde con la tipología de ermita propia de la arquitectura canaria. Fue levantada por los vecinos hacia 1736 y en su interior, un sencillo retablo, acoge la imagen del titular, vinculada a algún discípulo de José Luján Pérez.

    En frente de la ermita se ubica la Casa de La Parra o de Los Lagares, una edificación que originariamente pertenecía a la Hacienda de Los Príncipes y que hoy en día forma parte de la infraestructura cultural del municipio.
  • Seguimos el recorrido por la Calle Guillermo Camacho y Pérez Galdós, hasta encontrarnos, a pocos metros, la iglesia matriz de Nuestra Señora de la Concepción, centro de este núcleo poblacional y de la que parten diversas calles que vienen definidas por sus acusadas pendientes, permitiéndonos contemplar todo su desarrollo y su repertorio arquitectónico. En ellas se elevan viviendas de los siglos XVII-XX, generalmente de dos plantas.

    Junto a la iglesia se encuentra la escalinata de piedra más antigua de la isla (1570) que da a la Plaza de Domínguez Afonso, lugar donde se elevan los Dragos Gemelos del Realejo Bajo.

    Una referencia importante de la zona es el Hotel Rural Bentor, un perfecto ejemplo de como el turismo rural ha permitido la rehabilitación de casonas de interés histórico.

    Además, entre las edificaciones más conocidas y significativas cabe destacar la Casa Parroquial, del siglo XVII con aportes de los siglos XVIII y XIX. Se construyó en la actual calle de El Cantillo de Abajo y cuenta con un hermoso balcón de fachada y una vigorosa galería que se apoya sobre pies derechos de tea.
  • Llegados al cruce entre la calle La Alhóndiga, continuamos por esta última en línea recta, dejando a la derecha la antigua sede de la Sociedad Musical Filarmónica de Los Realejos (la banda de música más antigua de Canarias), para observar diversos ejemplos de arquitectura ecléctica, hasta llegar a la Plaza del Santuario de Nuestra Señora del Carmen, situada en el núcleo de San Agustín, lugar donde se ubicaron dos de las tres fundaciones conventuales que llegó a albergar el municipio.

    En el año 2008, este Santuario, su plaza y los bienes inmuebles vinculados a la misma, fueron declarados Bien de Interés Cultural con categoría de Monumento.

    Con motivo de la celebración del 50 aniversario de la bendición y apertura al culto del templo de la Virgen del Carmen, que tuvo lugar el 25 de julio de 2015, éste se convierte en el segundo Santuario de la isla de Tenerife, junto con el Real Santuario del Cristo de La Laguna.

    Justo frente a la plaza, en la Calle San Agustín, existe la posibilidad de volver a degustar los exquisitos pasteles tradicionales de Los Realejos, en una sede de la Pastelería Abuela Mercedes.
  • El broche final de la ruta será un paseo por estas calles, que invitan al visitante a disfrutar de la zona comercial abierta o de una buena comida, en cualquiera de los restaurantes o tascas cercanas.

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Información práctica

Sendero del Agua. El Toscal – Playa de El Socorro


El conocido como Sendero del Agua, es fruto de una serie de trabajos de recuperación de viejos caminos utilizados por pescadores y vecinos del lugar para acceder a la costa, que poco a poco fue acondicionándose durante décadas, a iniciativa del Ayuntamiento de Los Realejos.

Así se pueden recorrer casi en su totalidad los límites del Paisaje Protegido de la Rambla de Castro con sus diferentes enclaves y además apreciar la belleza de la costa del municipio de Los Realejos, con sus playas, callaos, calas y piscinas naturales. Todo ello dentro de la protección del Paraje que fue declarado en 1987, y que adquiere la denominación actual en 1994, con una superficie de 45,9 hectáreas.

Este recorrido ofrece al visitante la oportunidad de interesarse por la riqueza natural de la zona, por su fauna y flora y por la necesidad de conservarla.

El sendero se adentra en uno de los rincones más bellos de la Isla, donde la naturaleza, la historia, el paisaje y las leyendas se funden en un trayecto salpicado de belleza con el rumor siempre presente del agua.

El famoso palmeral, la casona de Castro, el fortín de San Fernando y el elevador de aguas de Gordejuela son hitos imprescindibles del camino que hablan de la importancia natural, histórica, defensiva e industrial que ha tenido el lugar.

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Apuntes de interés

Apuntes sobre flora y fauna

 

Si ponemos un poco de atención, a lo largo del recorrido entre la playa de Los Roques y el mirador de San Pedro, observaremos a las aves paseriformes más representativas de estas zonas costeras del norte insular. Entre otras especies y subespecies, veremos herrerillos y mosquiteros, currucas capirotadas y cabecinegras, mirlos, alpispas y los omnipresentes canarios. Varios de estos pequeños pájaros, especialmente los mosquiteros y las currucas cabecinegras, aprovechan la densa mancha de inciensos (Artemisia thuscula) de las inmediaciones de la casona para construir sus nidos.



En los contornos de la casona solariega de Rambla de Castro encontramos un notable palmeral de aparente origen antrópico. Está compuesto por palmeras canarias (Phoenix canariensis), cuyo a veces denso follaje aéreo que se forma debido al entrelazado de hojas y troncos, constituye un buen refugio para especies de la fauna alada del lugar, entre otras el búho chico y determinados murciélagos.

Desde el punto de vista geológico, e incluso dentro del campo de la paleontología, un recorrido por este sector de la costa norte de la isla abre las puertas a la detección de recursos tan relevantes como desconocidos. Con la ayuda de un guía especializado, descubriremos playas levantadas, restos de grandes deslizamientos gravitacionales, improntas de vegetales en costras tobáceas, moldes de árboles y arbustos del termófilo arrasados por antiguos frentes de lava.

Indicaciones de ruta

  • Partimos desde la Iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe y descendemos por la carretera general pasando por la Zona Comercial Abierta del Toscal-Longuera, donde encontraremos diferentes establecimientos comerciales.

    La Iglesia parroquial de Nuestra Señora de Guadalupe es una construcción levantada por iniciativa del entonces párroco don Antonio María Hernández y apoyada por la vecindad del creciente núcleo del Toscal Longuera. Es un edifico de amplias proporciones, presidido por la imagen titular, obra del escultor Ezequiel de León y Domínguez, realizada en la década de los años ochenta del pasado siglo.

    El núcleo poblacional del Toscal Longuera, surge desde mediados del siglo XX, auspiciado por las grandes fincas de la zona, especialmente por la Hacienda de la Gorvorana. Numerosas viviendas de trabajadores y jornaleros se fueron levantando al borde del camino que transcurría hacia el Puerto de la Cruz, diferenciando dos zonas, La Longuera en la parte más alta del lugar y El Toscal, en la zona más baja. Su desarrollo urbanístico, con la proyección de las urbanizaciones Los Potreros y Los Bancales, configuran nuevos espacios para la vivienda de autoconstrucción y promociones privadas, consignando actualmente una de las zonas más pobladas del municipio de Los Realejos.

    Sobre el significado de los términos Longuera y Toscal, ambos se refieren a la descripción del terreno. Bajo la definición de Longuera se identifican los terrenos largos y estrechos, mientras Toscal es una tierra llamada de tosca.
  • Cruzamos la carretera general y nos desviamos a la izquierda por la calle Media Cuesta y al llegar al cruce con la calle El Cardón descendemos por ella hasta llegar al final de la vía en la intercesión con la calle El Cedro. Nuestro transitar por la Zona Comercial Abierta del Toscal-Longuera nos lleva hasta la capilla de la Cruz de El Toscal, referente religioso de la geografía urbana de la zona. El Santo Madero se encuentra dentro de esta sencilla construcción levantada por los vecinos décadas atrás, junto al borde del camino y como medida de protección espiritual para todos aquellos que lo transitaban.

    Esta Cruz se encuentra dentro del numeroso listado de maderos que se encuentran en Los Realejos, que tiene como referente dentro de su ciclo festivo anual las Cruces y Fuegos de Mayo, primera fiesta declarada de Interés Turístico de Canarias.

    Al final de la calle El Cardón, girando unos metros a la izquierda por la calle El Cedro, podremos visualizar desde lo alto la conocida como Caleta del Burgado o playa de Los Roques. También en esta zona hay un estanque con sus correspondientes infraestructuras para la gestión del agua, llamadas controladoras, todo ello al pie de un ejemplar de palmera canaria.
  • Conectamos con una vereda de tierra que nos lleva a un camino de cemento que transcurre entre un vallado de plataneras a la izquierda y un muro de hormigón a la derecha. Desde este punto se pueden apreciar los conos volcánicos de la Montaña de La Horca y de la Montaña de Los Frailes.

    Este tramo corresponde, según los vecinos del lugar, al camino llamado de Los Beltranes, que recorría parte de la zona baja del barrio y que se unía con el camino de El Burgado como luego veremos.

    Estas tierras, que en el pasado fueron plantadas de viñas, actualmente son explotadas con la platanera, con una de las siete variedades que se producen en las islas. Según el momento del año en que pasemos por esta zona podremos disfrutar de las diferentes fases de crecimiento, floración y producción.
  • A continuación llegamos a una pista de tierra y seguidamente a un tramo de camino empedrado con cierta pendiente y curvas, por donde bajamos entre bancales abandonados, muy cerca de la zona residencial de los apartamentos Acapulco y Maritim. En un corto recorrido se conserva este interesante camino de piedra, que sigue las características propias de un camino real, con ancho suficiente, y pavimento de piedra con sus listeros y márgenes. Sin poder aseverarlo podría tratarse de un fragmento del antiguo camino conocido como de El Burgado, que unía Los Realejos con el Puerto de la Cruz y transcurría por la Hacienda de La Gorvorana.

    Resultan interesantes también ciertos elementos que perduran junto a esta vía, como estanques, piletas y tanquillas, propias de un pasado agrícola generoso y productivo. En este entorno podemos apreciar huertas en bancales, hoy abandonadas, viejas construcciones de piedra vista y tejado de teja curva, junto a nuevas instalaciones hoteleras, equipamientos deportivos y de ocio.
  • Accedemos al camino de la Playa de Los Roques y doblamos por él a la izquierda. Veremos un cartel que previene de posibles desprendimientos en este tramo y a la derecha, dejamos el sendero que baja a la playa. Nos encontramos con un cruce de caminos, que a la derecha nos conduce hacia la zona residencial y hotelera, mientras que a la izquierda nos conduce hacia el sendero propuesto.

    En este tramo que iniciamos podemos apreciar con mayor belleza la Caleta del Burgado o Playa de Los Roques. Tenemos vistas hacia los roques de Roque Chico, Roque Grande y La Pata, que reciben sus nombres de manera popular sobre todo por su morfología y la propia imaginación colectiva. En el Roque Grande se concentraban buena parte de los cardones que existían en la zona, hoy casi desaparecidos, por diversas causas como la nitrificación del suelo y los excrementos de la cuantiosa población de palomas bravías. Conocemos interesantes testimonios gráficos, tanto grabados como fotografías, donde apreciamos embarcaciones en este idílico lugar, posiblemente un fondeadero cercano al puerto.

    Se pueden observar muchas de las especies vegetales presentes en la ruta, entre las que se pueden citar: palmera, drago, acebuche o sabina, todas ellas propias del piso de vegetación mesocanario o bosque termófilo. También otras como arbustos de porte alto: cardón, tabaiba, cornical, tasaigo, guaydil, orobal, hediondo, palo sangre, vinagrera, tajinaste blanco, verode o incienso, y otros de porte más bajo como la magarza, frankenia, cerraja, bejeque, matorrisco y flor de mayo.

    La playa de Los Roques es una playa de callaos y arena negra muy visitada por los vecinos de la zona. Es durante el mes de septiembre la mejor época para disfrutar de sus aguas, pues normalmente la encontraremos totalmente arenada. No obstante, siempre tendremos que advertir del peligro de las corrientes marinas que se encuentran en ella.

    En la ladera podemos observar una antigua canalización de agua que identificamos como el canal de las Aguas del Rey. Este canal recogía el agua que nacía en diferentes puntos del acantilado y era conducida hasta el Puerto de la Cruz para el consumo vecinal.
  • Siguiendo por el sendero, desechamosa la derecha el ramal del camino al Mirador de La Poyata y continuamos subiendo por el tramo empedrado sobre la Playa de Los Roques. En esta zona, también de antiguos bancales abandonados, nos encontramos con interesante vegetación, sobre todo cardones y tabaibas, sin olvidarnos de la fauna que habita en este espacio.

    Si nos acercamos hasta el mirador de La Poyata podremos disfrutar de las vistas sobre la playa y contemplar además, parte de la costa del norte de la isla, especialmente el cercano Puerto de la Cruz.
  • El recorrido nos conduce a las calles de la Urbanización La Romántica II, alcanzando a la derecha las calles Amapolas y Las Palmeras, la calle Las Rosas y por último la calle Los Geranios, donde nos desviamos a la derecha. Callejeamos entre las calles de esta urbanización, que se comienza a construir en los años setenta del pasado siglo, como expansión turística del municipio de Los Realejos y alternativa al turismo que llegaba hasta la ciudad turística del Puerto de la Cruz.

    Aunque no llegamos a pasar por ella, si debemos dar a conocer la cercanía de la sala de fiestas la Cueva Romántica, cerrada hace tiempo, pero muy conocida y visitada en sus años de funcionamiento. Se trata de un establecimiento que surge conjuntamente con la urbanización del lugar, aprovechando la existencia de una cueva en los acantilados que se adapta al espacio, para el divertimento de turistas que se trasladaban desde todos los puntos de la isla a disfrutar de los variados espectáculos que allí se realizaban.

    Los jardines y zonas de esparcimiento se han poblado de numerosas especies que se combinan con la flora autóctona. Así nos encontramos con palmeras washingtonias, araucarias, yucas, buganvillas y variedades de flores ornamentales.
  • Al llegar al cruce con la calle Los Geranios nos desviamos a la derecha y nos adentramos en la continuación del sendero sobre los Riscos de Méndez, flanqueados inicialmente por tarajales y por bandas de roca tosca. Retomamos el camino junto a las tierras conocidas de Méndez. Su nombre se debe al colonizador Juan Méndez que obtuvo diferentes extensiones de terreno en esta zona de la isla. Cultivadas hasta hace algunas décadas, en la actualidad se encuentran en abandono.

    En la costa permanece el topónimo del Callao de Méndez, junto con tantos nombres de piedras y lugares que los pescadores conocen bien, al transitar la zona durante todo el año para practicar la pesca deportiva, para lo que tienen que recorrer peligrosas veredas que conducen al callao y al mar. Veremos también algunos cardonales que se conservan en buen estado y otras especies de este ecosistema costero acostumbradas a vivir en los escarpados acantilados.
  • Podemos detenernos en varios giros del camino para contemplar la visión que de esos puntos tenemos de la costa, pudiendo apreciar desde la Isla Baja hasta los bajíos del Pris en Tacoronte.

    El serpenteante camino nos acerca, en determinadas zonas más salientes, a miradores para contemplar con mayor visión la belleza del paisaje que nos ofrece la costa norte de la isla de Tenerife, con una orografía llena de escarpes, acantilados y ramblas.
  • Antes de llegar al puente de madera del barranco de Gordejuela o de Palo Blanco, encontramos a la izquierda una salida opcional que conduce hacia la calle Buganvilla y hacia la urbanización Romántica I. Una vez cruzado el puente, comenzamos a subir una pequeña cuesta empedrada que conduce hasta al camino de La Merina y una pista de cemento que nos lleva hasta la Casa Rural La Gordejuela dejando a mano derecha el camino que iba al antiguo y semiderruído elevador de aguas de Gordejuela.

    Llegamos al borde del barranco de Gordejuela, donde podemos apreciar parte de la costa de la Rambla de Castro. Aquí, las ruinas del elevador de aguas son lo más llamativo para el visitante. La riqueza acuífera de la zona y su necesidad de recuperación para el uso agrícola fueron los alicientes que motivaron la construcción de esta infraestructura industrial. Sobre las ruinas del elevador, el visitante podrá apreciar la impresionante arquitectura del abandonado edificio. Su construcción se debe al ingeniero José Galván Balaguer, siendo sus promotores la Casa Hamilton. Las calderas fueron colocadas a 100 metros del edificio con una torre de 43 metros de altura, además de canalizaciones y motores de vapor que fueron los primeros de la isla de Tenerife. Las obras empezaron en noviembre de 1903 y terminaron en junio de 1907.
  • Dejando atrás la Casa Rural La Gordejuela, el camino de La Merina nos conduce hasta un cruce en el que tomamos a la derecha, adentrándonos en la Finca de Siete Fuentes para recorrer los acantilados de la costa de La Fajana.

    Si continuamos subiendo por el Camino de La Merina podemos llegar a Las Toscas de San Agustín y a la calle Puerto Franco.

    Por el camino vamos pasando por antiguas tierras de labor, algunas de ellas dentro de las tierras del ya citado Juan de Gordejuela y llamadas del Patronato, a raíz de la fundación que este personaje hizo para mantener los conventos que fundó en el municipio. Muchas de ellas se encuentran en la actualidad abandonadas, pero fueron explotadas en el pasado con cultivos de flores y plantas ornamentales.

    A nuestra izquierda, cuando comienza el descenso, podemos apreciar algunas cavidades con muros de piedra tosca que fueron en otro tiempo lugares de habitación temporal y depósito de cosechas y utensilios agrícolas de las tierras adyacentes.
  • Descendemos hasta el cauce del barranco de Godínez, pasando por un puente pequeño que nos permite situarnos sobre el mismo cauce. A partir de aquí nos adentramos en la Rambla de Castro. Godínez es sólo uno de los nombres que recibe el barranco a lo largo de su recorrido. Es fruto de diferentes afluentes que se van uniendo desde la cumbre hasta el mar, y así lo conocemos como de La Calera, La Lora, Godínez, La Fajana, del Agua y en el pasado se conoció también como de Agustín de León y Barranco Hondo del Señor San Sebastián. Podemos apreciar su profundidad y el caudal que baja en tiempos de lluvias por medio del desgaste del terreno pétreo del cauce.

    En este barranco, a principios de los años setenta del siglo XX, se sucedieron una serie de fenómenos paranormales que fueron divulgados por toda España por la prensa del momento. Desde una cueva del lugar se escuchaban sonidos extraños de los que nunca se llegó a determinar su origen, pues fueron varias las versiones vertidas sobre este hecho. Durante meses visitaron el lugar cientos de curiosos que acudieron hasta aquel paraje para comprobar los sucesos. Este fenómeno se definió como el Bicho de San Vicente.
  • Seguimos por el camino principal y a la derecha desechamos una bajada hacia la playa de La Fajana.

    El topónimo La Fajana, también localizado en otras zonas del municipio y en general de Canarias, hace referencia a terrenos llanos, al pie de laderas o escarpes, formados por sedimentos de las partes altas de dichas laderas.
  • Desde la izquierda llega la pista que viene del laurel de Indias de gran porte ubidado en la pista general y vamos a la derecha hacia el palmeral de la Rambla de Castro, ignorando un nuevo camino que surge a nuestra izquierda.

    Continuamos por el sendero principal y nos situamos sobre el fortín de San Fernando. En este saliente de tierra podemos contemplar, por un lado la playa de Castro y por otro la de La Fajana, con las ruinas del elevador de aguas de Gordejuela al fondo.
  • En este punto podemos bajar hasta el mirador del fortín de San Fernando. Este fortín es una de las tres baterías que tuvo la costa del antiguo municipio del Realejo Bajo. Su construcción en 1808 se produjo para proteger a la población ante los ataques piráticos, contando con cinco cañones de los que aún subsisten tres.

    En esta zona andamos entre tabaibas, guaydiles, orobales, algunas sabinas y acebuches de repoblación.
  • Retomando el camino, dejamos a nuestra derecha tres desvíos que nos llevan hasta la entrada que conduce al Fortín y hacia el antiguo paseo donde se encuentra el drago de la Rambla de Castro y el palmeral.

    Podemos apreciar la riqueza natural del paraje, especialmente en esta zona donde se concentra el mayor número de palmeras, la mayor parte de ellas centenarias. En cuanto al ejemplar de drago (Dracaena draco), podría tratarse de un ejemplar de unos 150 años de edad, si atendemos a su ramificación y al aspecto de su tronco. Posiblemente sea uno de los pocos supervivientes de los que debieron existir en el lugar, pues nos encontramos en medio del piso de vegetación proclive para su reproducción, siendo uno de los ejemplares más cercanos al nivel del mar que tiene Los Realejos.
  • Siguiendo el camino principal, dejamos a la derecha el sendero que baja hasta la playa de Castro y lleva también al Fortín, y unos metros más adelante, a la izquierda, nos encontramos con uno de los enlaces que conduce hasta el naciente de Madre del Agua.

    Varios viajeros pasaron temporadas en la Casa de los Castro gracias a la generosidad de la familia Bethencourt y Castro, heredera del antiguo mayorazgo. Entre ellos conocemos las descripciones del espacio natural ofrecidas por Sabino Berthelot o Jean Mascart.

    Sabino Berthelot, entre 1820 y 1830 dijo lo siguiente: “Al cabo de poco trecho se llega a la Rambla de Castro donde uno se encuentra con un paisaje distinto. La obra hecha por la mano del hombre ha secundado a la naturaleza para convertir este hermoso rincón en un agradable lugar de residencia. Después, si se dejan a la derecha esos bosquecillos y el sugestivo laberinto que forman, el escenario vuelve a cambiar, delante sólo hay una playa pedregosa; a su espalda un murallón de basalto que se precipita sobre ella como si quisiera sepultarla bajo su poderosa masa”.

    Jean Mascart en 1910 hizo el siguiente apunte: “Pronto llegamos a la Rambla de Castro, el más conocido de estos barrancos y uno de los más profundos. Nunca le falta agua y la vegetación es espléndida. Forma un corredor entre murallas tapizadas de helechos y musgos, con hilillos de agua límpida, terrazas y bancales que se suceden y pequeños puentes rústicos para cruzar. Es un desfiladero en el edén. Junto a troncos atravesados, pululan flores, mariposas e insectos entre el balbuceo de las cascadas. Más abajo, destacan los cultivos de plataneras. La luz es exquisita y suave, tamizada, entre el ardiente sol y el océano que retumba con violencia a nuestros pies. Otra vez hemos de separarnos de este espectáculo inolvidable. Ahora la naturaleza se muestra más risueña que nunca”.
  • Seguimos por la senda principal del paraje hasta llegar a la Hacienda de Castro, una interesante construcción a nivel arquitectónico, de diferentes fases edificatorias, que fueron realizadas en varios siglos. Surge a raíz de las tierras que obtiene Hernando de Castro, El Viejo, una vez finalizada la conquista de la isla. Años más tarde se funda el mayorazgo y comienza la sucesiva línea hereditaria, siendo poseedores de ellas los hermanos José y Agustín Bethencourt y Castro, quienes la explotan durante el siglo XIX.

    La casa, de patio central, tiene en alguno de sus costados hasta tres pisos de altura, configurando una edificación de gran porte y prestancia. En el conjunto de la casa podemos destacar la portada principal almenada, los lavaderos, asientos, canapés y algunas piedras de lagar pertenecientes a los antiguos lagares hoy desaparecidos.
  • Desde la Casa ascendemos por la pista empedrada y a la derecha, abandonando el camino principal, tomamos una senda que nos adentra en un tramo de palmeras.

    Si continuamos por la pista empedrada nos encontraremos, a la izquierda, con la entrada de la Madre del Agua, naciente que todavía aporta cantidad del líquido elemento que se deposita en un estanque para su aprovechamiento. En el barranco donde se localizan las cuevas de donde emana el agua, podremos contemplar varios ejemplares de sauces y otras especies de vegetación propicias de zonas húmedas.

    Algo más adelante, siguiendo el trazado del camino empedrado, se encuentra un ejemplar de gran porte de laurel de Indias, posiblemente plantado durante el siglo XIX, momento el que el paraje fue ajardinado creando paseos y zonas de descanso, y se introdujeron árboles y plantas de otras regiones del mundo. Muy cerca de este lugar se encontraba una cavidad, hoy tapiada, que se relaciona con una cueva de habitación aborigen.

    En cuanto a la fauna del paraje, a lo largo del recorrido y especialmente en esta zona, nos encontramos con aves, como mosquiteros, currucas capirotadas y cabecinegras, mirlos, alpispas, canarios y herrerillos, sin olvidarnos de las aves nocturnas como los búhos.
  • Después de pasar por una pequeña pasarela de madera, llegamos al antiguo camino de El Mayorazgo y ascendemos a la izquierda.

    A la derecha podemos llegar hasta las piscinas naturales de El Guindaste. El camino de El Mayorazgo, en dirección a El Guindaste, transcurre entre huertas y sencillas construcciones, hasta llegar al embarcadero del Ingenio y la punta del Guindaste. En este lugar se embarcaba la producción de los ingenios azucareros del Adelantamiento y de Castro, así como la producción de sus terrenos. Con el nombre de guindaste se identificaba un armazón de tres palos con un cabo donde se realizaban las labores de carga y descarga de los barcos.

    En esta zona existía otro fortín con cañones para la defensa del litoral. En la actualidad es muy transitado por bañistas, pescadores y amantes del buceo, ya que desde aquí se parte hacia la Baja del Realejo, lugar de gran encanto submarino.
  • Dejando atrás la bajada en dirección a El Guindaste y tras un trecho de ascenso, conectamos a la derecha con un tramo llano de camino empedrado y seguimos por él, dejando atrás la continuación de la subida que nos lleva hasta la ermita de San Pedro y el mirador del mismo nombre.

    Transitamos el antiguo camino real de la costa, vía de comunicación que unía todos los pueblos del norte de Tenerife. Conserva su empedrado, en siglos atrás renovado por imposiciones del Cabildo de la Isla. Uno de los tramos mejor conservados es éste de Los Realejos.

    La fundación de la ermita de San Pedro debió realizarse en los primeros años del siglo XVII. Anteriormente existió otra del mismo titular en las tierras del barranco de Ruiz, desaparecida por causa de un aluvión. La fábrica se debe al poseedor del mayorazgo Pedro de Castro Navarro, quien construye la ermita frente a la Cruz de Castro, tal y como se cita en la documentación. La imagen titular, vinculada con talleres andaluces, posee los atributos propios de su iconografía como apóstol. Destacamos la celebración festiva de cada 29 de junio, conmemoración litúrgica del santo, donde se realiza en el exterior de la ermita un arco de frutas y verduras muy vistoso.
  • Salimos del camino empedrado a una carretera y transitamos hacia la izquierda, dejando a la derecha la carretera que baja hacia la hacienda de Las Chozas, la Punta del Guindaste y la urbanización de las Ramblas del Mar. La hacienda de Las Chozas se nos presenta como una interesante construcción de amplia galería de madera y teja abierta hacia el antiguo camino de El Guindaste, actual carretera de las Ramblas del Mar. Se conoce que perteneció al mayorazgo fundado por Luis Benítez del Hoyo en 1598. Contaba en ese tiempo con casas, bodega y tanque de agua. Su extensión iba desde las tierras del adelantamiento a los riscos de la mar.

    La conocida como Punta del Guindaste fue vendida, a mediados del siglo XX, para su urbanización en la zona residencial Ramblas del Mar. Desde entonces, se convierte en uno de los lugares más codiciados del norte de Tenerife. De sencillas construcciones de dos plantas, se dispone sobre las piscinas naturales del Guindaste, en privilegiada ubicación por su clima.
  •  En el siguiente cruce continuamos, siguiendo la carretera hacia la derecha, pasando entre la hacienda de las Cuatro Ventanas a la izquierda y la desviación que conduce a la hacienda de La Rambla a la derecha, entre plantíos de plataneras.

    La casa de Las Cuatro Ventanas perteneció a las familias Vergara y del Hoyo, para posteriormente pasar a los marqueses de Celada. Una amplia arquitectura de dos cuerpos abre sus ventanas hacia el norte, distribuyéndose en el costado sur diferentes dependencias anexas. En la actualidad su uso es de alojamiento turístico.

    La hacienda conocida como La Rambla está compuesta de un sencillo conjunto de construcciones destinadas a vivienda de los propietarios y medianeros. En el pasado contó con lagar y bodega, alpendre y amplio patio. El cultivo del plátano condicionó los diferentes usos de la tierra, así como de la arquitectura de sus infraestructuras. En esta zona se levanta un interesante ejemplar de drago, el Drago de la Rambla del Mar, con esbelta copa sobre un mar de plataneras.
  • Muy cerca nos encontramos con el antiguo camino de Los Morales a la izquierda, que viene desde Tigaiga, para dejarnos paso a la hacienda del Vizconde de Buen Paso.

    Limítrofe con el antiguo camino de Los Morales, del que sólo se conserva el topónimo, ya que no quedan ejemplares de moral por la zona, se erige la hacienda que perteneció al vizconde de Buen Paso y marqués de San Andrés. Contó con viviendas para los medianeros, jardín, canapé y la casa principal, con planta en forma de U y en cuyo interior se encuentra el patio dividido por un muro tras la partición efectuada en 1863.
  •  Continuamos por el margen de la carretera de la playa de El Socorro, entre huertas de plataneras, pasando a nuestra izquierda por las fincas de Babón y El Socorro, donde se encuentra la casa principal y la ermita de Nuestra Señora de El Socorro.

    El cultivo de platanera en este lugar está presente desde el siglo XIX, gracias a las grandes casas comerciales que comenzaron a exportar hacia los mercados europeos, especialmente hacia Inglaterra. A pesar del paso del tiempo y el abandono de ciertas fincas productivas, las tierras de la Rambla, con sus diferentes fincas y propiedades, siguen siendo un referente en el cultivo del plátano en la isla de Tenerife.

    En la zona de Babón se levanta la hacienda de El Socorro, que debe su nombre a la ermita levantada a Nuestra Señora de El Socorro en fecha cercana a 1617. En su interior, la imagen titular de talla completa, preside un interesante retablo donde aparecen los retratos de la familia fundadora.
  •  Llegamos a la playa de El Socorro, de arena negra y muy concurrida por la pureza de sus aguas y las prácticas deportivas del surf y el bodyboard. Este punto final de la ruta permite al senderista refrescarse en las limpias aguas de la playa, descansar, tomar algo en el Kiosco de Doña Carmen o comer en el Restaurante ubicado al comienzo de la avenida.

    La playa de El Socorro recibe su nombre de la hacienda y ermita que se encuentran en su parte superior. Esta zona era un suculento reducto para los vecinos hasta la apertura de la pista y posterior carretera en la segunda mitad del siglo XX, que es cuando comienza su popularidad. Años después, el deporte del surf la señala como una de las zonas más importantes de las islas para su práctica.

    Es bandera azul de Europa desde hace años, dada la calidad de sus aguas, la limpieza del espacio y los servicios que ofrece.

    La zona presenta vegetación principalmente arbustiva, típica de costa y de piso basal, entre la que destacan las siguientes especies: tarajal, lechuga de mar, frankenia, magarzas, siemprevivas, vinagreras y cerrajas.

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