Sitio de Interés Científico de Barranco Ruiz

El Sitio de Interés Científico de Barranco de Ruiz abarca un total de 95,6 hectáreas y sirve como límite fronterizo a los municipios de San Juan de la Rambla y de Los Realejos.

Predomina el valor científico y conservacionista de sus elementos naturales y de la vegetación variada de carácter relíctico, como laurisilva y bosques termófilos, así como las comunidades rupícolas que aún permanecen en él.

El barranco de Ruiz representa una gran depresión en el terreno, cuya longitud máxima es de 2.100 metros y la anchura entre los puntos más extremos es de 520 metros aproximadamente, con paredes que alcanzan una altura máxima de 640 metros, sobre un cauce situado a 200 metros de altitud. El punto más bajo se encuentra en la cota de 90 metros en el cauce del barranco junto al puente de la carretera.

La característica paisajística más notable de la zona es la existencia de un relieve muy pronunciado, abarcando ambientes ecológicos muy dispares, condicionados por los diferentes microclimas existentes, incluyendo zonas costeras con vegetación halófila, pasando por el piso basal, la vegetación termófila, el monteverde, que se extiende por la mayor parte del curso del barranco, los pinares y otros tipos de ecosistemas, donde abundan las comunidades rupícolas, como el brezo, el acebiño y la faya.

Esta orografía hace posible que las aves rapaces (diurnas y nocturnas), estén representadas por la casi totalidad de las especies que habitan en Tenerife, como el ratonero común o «aguililla», el cernícalo vulgar y el búho chico o «coruja», currucas, mosquiteros, herrerillos, elementos versátiles todas ellas, que hacen de este territorio un lugar para su observación privilegiada. Además, pueden establecerse en diferentes rincones del espacio protegido el gavilán, la lechuza común y de forma ocasional el halcón de Berbería o “Tagaroe”.

Entre la avifauna marina, hay que destacar a la Pardela Pichoneta y la Pardela Cenicienta y entre los quirópteros al Murciélago de Madeira y al Murciélago Rabudo.

El asentamiento del hombre en este entorno se remonta a varios siglos atrás, utilizando las tierras de esta zona como lugar de explotación de diversos cultivos, debido a las singulares características de todo el paraje, que ha permitido un uso compatible con el espacio natural. Aquí encontramos bancales dedicados a los frutales y al plátano. También es frecuente encontrar pequeños huertos y panales de abeja.