Paisaje Protegido de Los Campeches, Tigaiga y Ruiz

El Paisaje Protegido de Los Campeches, Tigaiga y Ruiz constituye una misma unidad geográfica y paisajística, integrada por estos tres espacios naturales, que están situados al oeste del Valle de La Orotava. Se trata de un paisaje abrupto de gran belleza, perfilado por grandes escarpes.

El Paisaje protegido contempla además, los acantilados costeros de El Terrero, donde abundan pequeñas zonas de bosquetes de vegetación termófila y formaciones de plantas rupícolas. Estos acantilados pueden llegar a alcanzar alturas de más de 500 metros, y constituyen unidades geomorfológicas representativas de destacados procesos geológicos.

Se ha localizado en su interior un gran número de cuevas habitación y necrópolis de origen aborigen, muchas de ellas excavadas y recogidas en la bibliografía desde los años 50, donde se han encontrado vasijas, cráneos y restos óseos.

Su interior atesora una alta biodiversidad de especies endémicas, que le confieren un destacado interés científico. La vegetación de las zonas bajas se caracteriza por la existencia de comunidades rupícolas en los acantilados, junto con cardonales-tabaibales. En la parte media aparece el fayal-brezal y restos de laurisilva. En la parte alta se localizan repoblaciones de pino canario y radiata, mientras que en el cauce del Barranco, los sauces son los ejemplares arbóreos más representativos.

En Icod el Alto y en los Campeches son frecuentes las parcelas de cultivos y algunas viviendas dispersas, ligadas a las explotaciones, que conforman un paisaje agrario de alto valor cultural, siendo la papa y los cereales, especialmente el trigo, los cultivos que predominan, además de la platanera, aunque su superficie es más escasa, localizándose en la desembocadura del barranco de Ruiz y los acantilados. En el paisaje el cultivo de papas por excelencia es el de secano.

La laurisilva de Los Realejos posee una gran importancia a todos los niveles, especialmente teniendo en cuenta la existencia en la misma, de un alto porcentaje de especies florísticas y faunísticas endémicas de Canarias, algunas muy raras y casi a punto de extinguirse, como las palomas rabiche y turqué, otras muy amenazadas como el cabezón y uno de los muchos tajinastes de Tenerife.

Además, hay que destacar la gran variedad de avifauna, que incluye canarios, herrerillos, capirotes, currucas, alpispas, reyezuelos, pinzones y petirrojos, entre otras especies. En las paredes del barranco nidifican también, cernícalos y aguilillas.

Por estos motivos, este espacio natural protegido se ha convertido en un enclave de gran importancia para la preservación de especies animales y vegetales en peligro, siendo declarado Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA), en el marco de la normativa medioambiental europea.