Ermita de San Vicente Mártir

A principios del siglo XVII la peste bubónica o de “landres” asoló el norte de Tenerife llegando a afectar a esta localidad. Los vecinos acudieron a la intercesión divina para protegerse del mal, saliendo San Vicente como protector. En prueba de agradecimiento levantaron su ermita junto al Calvario en tierras donadas por el regidor de la isla Juan de Gordejuela.

La construcción levantada con anchos muros de mampuesto y de sencilla techumbre mudéjar destaca por sus dimensiones. En su fachada un arco de medio punto de cantería y la espadaña son los elementos más característicos. En el interior sobresalen las pinturas murales de la cabecera y el retablo policromado del siglo XVIII que acoge la imagen titular una escultura vestidera de la misma centuria. Además conserva dos pinturas de interés, un Calvario atribuido al pintor flamenco Hendrick van Balen, y una Inmaculada de escuela madrileña del Setecientos.

Una arraigada devoción ha transcendido durante siglos desde que en 1609 los vecinos, el clero y las autoridades se comprometieron por medio del documento conocido como El Voto, celebrar su fiesta cada 22 de enero de cada año. A pesar de los avatares de la historia la fiesta no ha dejado de celebrarse, destacando la celebración del cuarto centenario en 2009, declarado Año Jubilar por la Santa Sede.