Ermita de Nuestra Señora de Guadalupe

En 1617, el matrimonio formado por Cristóbal López de Vergara y Juana Grimón, obtenían licencia para fabricar una ermita de Nuestra Señora de Guadalupe en su Hacienda de la Gorvorana.

La construcción conserva las características propias de este tipo de edificaciones, teniendo como singularidad su fachada con frontispicio semicircular y la decoración mudéjar de su artesonado.

En su interior destaca el retablo de su cabecera, obra tinerfeña del último tercio del siglo XVII, en cuya hornacina central se venera la imagen titular de Nuestra Señora de Guadalupe, vinculada a los talleres de Malinas del siglo XVI y que sigue la iconografía extremeña, con el Niño y el cetro del poder Divino.

Entre los bienes muebles también conserva una efigie del Niño Jesús de talleres andaluces, y una interesante colección pictórica, de la que sobresale la Virgen de Belén de comienzos del Setecientos, además de Santa Catalina Mártir, San Antonio de Padua, Santa Águeda y San Pedro Apóstol.