Parque Natural de La Corona Forestal

El Parque Natural de La Corona Forestal, con 46.613 hectáreas de extensión, es el mayor espacio natural protegido de toda la Comunidad Autónoma de Canarias.

Está formado por una amplia superficie de pinar canario y vegetación de alta montaña, que circunda el Parque Nacional del Teide y que constituye el auténtico pulmón de Tenerife. En este espacio se encuentran las cabeceras de buena parte de los barrancos que forman la red de drenaje de la isla, por lo que ejerce un destacadísimo papel en la captación de aguas y en la conservación de los suelos ante la erosión.

El parque está constituido por tres grandes dorsales o cordilleras volcánicas que convergen hacia el centro de la isla, formadas durante el segundo ciclo eruptivo de Tenerife, como consecuencia de una intensa actividad volcánica. Las empinadas laderas que forman estas tres dorsales descienden hacia el mar, atravesadas por atractivos barrancos o accidentes morfológicos de singular belleza, como el Paisaje Lunar o las colosales depresiones de Güímar y La Orotava.

La principal característica que define al parque es la existencia de una de las masas forestales más extensas de Canarias, en la cual predominan los pinares, tanto naturales como repoblados. El pino canario, la especie más representativa de este pinar, tiene la propiedad de ser resistente al fuego, lo que ha propiciado, a pesar de los incendios forestales que han tenido lugar, que las cumbres de esta parte de la isla no se hayan convertido en desiertos de rocas erosionadas.

Junto al pino canario existen algunas comunidades de pino insigne que están siendo sustituidas en la actualidad por especies típicas de la laurisilva, con el fin de recuperar la formación boscosa que originalmente conquistó estos espacios. También hay muestras de matorral de alta montaña y fayal-brezal en determinados enclaves.

La fauna y la flora tienen en este lugar un magnífico refugio, contando con una altísima biodiversidad endémica, que incluye varias especies amenazadas y muchas protegidas por la legislación nacional y por convenios internacionales. Entre la fauna que habita en el parque, las especies más significativas son las dos palomas endémicas, Rabiche y Turqué, o el pico picapinos, así como un gran número de especies de invertebrados, con un elevado porcentaje de endemicidad.

Una de las explotaciones más importantes de este Parque Natural es la extracción de aguas. Unas 200 galerías, de las poco más de un millar que existen en Tenerife, nacen en el interior de la Corona Forestal.

Los senderos que recorren el parque van desde las cotas más bajas hasta las cumbres, aprovechando lomos y vaguadas y comunicando comarcas vecinas, dibujándose así una retícula en la que, en muchos casos, las antiguas veredas han sido sustituidas por modernas pistas forestales.

Existe también una serie de áreas recreativas, campamentos y zonas de acampada, así como dos aulas de la naturaleza que ofrecen múltiples servicios a sus visitantes.