Entre los elementos más destacados de la avifauna canaria se encuentran dos aves exclusivas de nuestras islas, que poseen un enorme interés científico: las palomas turqué y rabiche. Ambas especies presentan una estricta dependencia de los bosques de laurisilva, ya que los frutos que de ellos obtienen constituyen su principal fuente de alimentación.
A pesar de que hoy en día se reconoce la trascendencia de estas especies únicas en el mundo y su situación ha mejorado considerablemente, aún se encuentran incluidas en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas, en la categoría de “interés especial”, debido a factores negativos, como el furtivismo, la presencia de ratas en su zona de cría que destruyen muchas de las puestas y la disminución de sus bebederos, debido a la canalización de las aguas de las galerías.
En los últimos años, Los Realejos se ha convertido en un punto estratégico para la observación de estas reliquias. En los miradores de El Lance y La Grimona es cada vez más frecuente la presencia de ornitólogos de diversas nacionalidades.
Otra especie de la familia de los colúmbidos es la paloma bravía, ancestro silvestre de la paloma doméstica, con la que se hibrida frecuentemente.
Menos abundante es la tórtola común, un ave de mediano tamaño y aspecto grácil, relativamente común en ambientes que alternan zonas abiertas de pastizales y cultivos con zonas arboladas.