La importancia del queso en la mesa canaria viene del siglo XV, cuando fue introducido en el archipiélago y alcanzó tanto valor, que incluso fue empleado como moneda de cambio.
La elaboración de los quesos tradicionales se ha beneficiado de los progresos de la ganadería caprina, lográndose una gran diversificación en las siete islas y una notable aceptación en los mercados exteriores. Todo ello obliga a los expertos a afirmar que el queso es uno de los productos isleños mejor elaborados.
La tradición quesera en Los Realejos destaca por la elaboración de un queso fresco, a base de leche cruda de cabra 100 % y no pasteurizada. Además, se utiliza un cuajo natural y sal, sin utilizar ningún tipo de conservante ni colorante artificial, convirtiéndolo así en una verdadera exquisitez para el paladar.