El cultivo del azúcar primero, y el de la vid después, propició la existencia de hermosas haciendas dispersas por toda la geografía realejera, sobre todo en las medianías y en la zona costera.
Son edificaciones de gran porte arquitectónico donde los amplios espacios y la madera ponen la nota más exclusiva, sin olvidarnos de la riqueza botánica de su entorno, constituida en bellos jardines.
Gracias a la cantidad y al buen estado de conservación de la mayoría de estas edificaciones, nuestro municipio está considerado como el mejor ejemplo de Canarias de haciendas en el medio rural.
Estas viviendas rurales, que destacan por su amplitud, volumetría y componentes constructivos, fueron unidades económicas responsables de grandes explotaciones de tierras fruto de aquel trascendental Repartimiento efectuado por Alonso Fernández de Lugo. La hacienda venía a ser una gran empresa encargada de obtener los productos que satisfacían la demanda de la población europea en distintos periodos de la historia como, por ejemplo, la caña de azúcar, la vid, la cochinilla o el plátano. Contaban, asimismo, con molinos e ingenios azucareros y en muchos casos, con trapiches para la elaboración del aguardiente. En torno a estas casonas se levantaban otras edificaciones, de inferior rango arquitectónico, destinadas a diversas actividades: caballerizas, bodegas, despensas, viviendas de los responsables y administradores, casas de mieles y los habituales lagares.
La ermita, bien formando parte de las casas o bien con la fachada hacia la calle, es un elemento inseparable de todo el conjunto. Son frecuentes los muros blancos almenados con los amplios portalones de acceso que le otorgan a la vivienda un carácter intimista. Actualmente algunas de ellas se hallan habitadas, otras son residencias de verano y centros de interés municipal, aunque también las hay que permanecen cerradas.
Dentro de todas estas edificaciones que enriquecen el patrimonio arquitectónico de Los Realejos, y que nos hablan de un próspero pasado económico, hay que destacar sus jardines, sus espacios botánicos, sus caminos y paseos, sus rincones recoletos, las acequias y estanques.
Sabías que…
Los Realejos está considerado el mejor ejemplo de Canarias en arquitectura de haciendas en el medio rural.
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