Estos nombres por los que es conocida esta cañada, guardan relación con la propia experiencia humana en el lugar, que durante siglos fue entrada natural a las Cañadas del Teide. Esta llanura sedimentaria de los restos de la erupción de Montaña Blanca, destaca por su color amarillento, con pequeños montículos de piedra pómez que salpican el agreste paisaje.
