El elevador de aguas de Gordejuela fue promovido por la Casa Hamilton, que encargan el proyecto al ingeniero José Galván Balaguer. Las obras empezaron en noviembre de 1903 y terminaron en junio de 1907.
Las calderas fueron colocadas a 100 metros del edificio con una torre de 43 metros de altura, además de canalizaciones y motores de vapor que fueron los primeros de la isla de Tenerife.
Su objetivo era utilizar las aguas que nacen en Gordejuela para dar fuerza motriz a un molino harinero y elevarlas hasta la zona de cultivo del plátano, que comprendía terrenos de ambos Realejos.