Historia

La historia de Los Realejos se remonta a la época de la conquista, hace algo más de 500 años, cuando el territorio quedó dividido en dos zonas que, con los años, conformaron los municipios del Realejo Alto y del Realejo Bajo. Esta división responde a la posición estratégica que ocuparon el ejército castellano y los aborígenes.

Con respecto a este hecho, Viera y Clavijo nos dice:

Esta famosa posición de ambos ejércitos dio desde entonces nombre a aquel territorio, de manera que el paraje donde se hallaban los conquistadores se llamó Realejo de Arriba, y el que ocupaban los guanches, Realejo de Abajo.

Según el historiador Millares Torres:

En la mañana del 25 de Julio, en que celebra la Iglesia la fiesta de Santiago, atravesaron el barranco que separaba los dos campamentos los cinco reyes guanches: Bencomo, Beneharo, Acaymo, Tegueste y Zebenzui, y saliéndoles al encuentro el general con banderas desplegadas, timbales, clarines, acompañado de sus principales oficiales, dio un cariñoso abrazo a Bencomo.

Este acontecimiento dio lugar a la finalización de la Conquista y la definitiva incorporación de Canarias a la Corona de Castilla.

Los dos municipios constituyeron históricamente desde su fundación, dos entidades locales bajo la jurisdicción de La Laguna, hasta que en el siglo XIX y acogiéndose al Decreto de Las Cortes de Cádiz del 23 de Mayo de 1812, se constituyeron como dos ayuntamientos independientes, en base a las jurisdicciones parroquiales y a la Junta creada en 1778 que los desvinculaba del núcleo principal del que venían dependiendo.

El 18 de Marzo de 1952, las dos Corporaciones Realejeras, ostentando la alcaldía del Realejo Alto D. Nicolás González del Carmen y la del Realejo Bajo D. Oscar González Siverio, acuerdan iniciar el expediente de fusión y elevar la correspondiente propuesta al Consejo de Ministros para obtener su resolución favorable. Y así, el día 6 de Enero de 1955 aparece en el Boletín Oficial del Estado el Decreto por el que se accede a la fusión de oficio de ambos municipios en uno sólo, el de Los Realejos.

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